El sorgo blanco es una alternativa viable de alimento nutricional, con mayor rentabilidad, mejor adaptación a climas y suelos áridos, afirmó Rafael Ambriz Cervantes, encargado del despacho del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
Dijo que este grano es una buena fuente de vitaminas del complejo “B” como la tiamina, la riboflavina y niacina, así como potasio, fósforo, hierro y, en menor proporción, el calcio.
Además, abundó, la técnica de elaboración de tortillas a base de sorgo blanco se realiza con los mismos procedimientos para elaborar tortillas de maíz.
Derivado de una investigación realizada por Noé Montes García, investigador del Campo Experimental del INIFAP en Río Bravo, Tamaulipas, se determinó que el sorgo es un cereal más rentable y con capacidad para adaptarse a las áreas que presentan condiciones climáticas hostiles y suelos pobres, donde solamente este cultivo puede desarrollarse.
El investigador Noé Montes García destacó que nutricionalmente la harina de sorgo es parecida a la del maíz, pero tiene una mayor concentración de proteína (hasta cuatro por ciento más) y los valores de digestibilidad de los sorgos blancos son altos.
Explicó que esto se puede deber a la poca o nula presencia de taninos en estos genotipos, y hace que el efecto nutricional se eleve.
En áreas donde el maíz no llega a producirse, el sorgo es una alternativa para satisfacer las demandas de uno de los productos básicos de la dieta alimentaria, como es la tortilla.
Montes García detalló que las tortillas de sorgo blanco presentan un aspecto, color, olor y sabor muy similar a las elaboradas a base de maíz, tienen además un contenido de 12 por ciento de proteína en promedio, 3.1 por ciento de grasa, 5.4 miligramos de hierro, 26 miligramos de calcio y 3.5 por ciento de fibra, superior a la del maíz.