ESCOBEDO.- La vida es una constante lucha. En ocasiones se vence y en otras se es derrotado, aunque lo importante, es siempre tratar de levantarse.
Esta es la lección aprendida por El Burrito, un luchador que con su carisma y acrobacias se ganó el corazón de chicos y grandes en el cuadrilátero, pero que por desgracia, el cáncer le puso el combate más difícil de su carrera.
Después de tener un diagnóstico de dos meses de vida, El Burrito no dejó de luchar, y consiguió vencer al cáncer hace poco más de un año, aunque sin imaginar que la llegada de la pandemia frenaría su regreso triunfal en el ring.
Desde entonces fabrica cubrebocas, algunos sencillos y otros con diseños de luchadores, los cuales vende en la avenida Raul Salinas, en Escobedo.
Para el Burrito, la lucha no termina con el primer problema que se enfrenta, sino con el último aliento.
Y mientras se tenga fuerza para seguir luchando, no en el cuerpo, sino en el espíritu, aún hay posibilidades de vencer.
ard