El terremoto, con epicentro en una zona principalmente rural cerca de la ciudad de Christchurch, se sintió fuertemente en la capital, Wellington, a más de 200 kilómetros (120 millas) al norte. El terremoto fue seguido por una serie de fuertes réplicas. Cerca del epicentro, el sismo abrió fisuras serpenteantes en las carreteras y provocó aludes de tierra.
Unas seis horas después del terremoto, el primer ministro John Key dijo que no podía dar más información sobre las muertes hasta que las autoridades confirmaran todos los detalles. Dijo que los funcionarios no tenían ninguna razón para creer que el número de muertos se elevaría.
"Con base en la información que tenemos hasta el momento, creemos que es probable que sean dos (muertos), pero por supuesto hay partes aisladas del país donde no tenemos buenos ojos, por lo que no podemos estar 100% seguros", explicó.
Key dijo que los funcionarios podrían evaluar mejor los daños durante el lunes. Explicó que el gobierno decidió no declarar una emergencia nacional porque las regiones de la nación eran capaces de hacer frente adecuadamente a la situación.
Agregó que olas de unos 2 metros alcanzaron la costa, pero que la amenaza de tsunami fue rebajada a advertencias costeras.
El sismo también tiró objetos de estanterías y rompió ventanas en Wellington. Cientos de turistas salieron a las calles desde sus hoteles. No hubo informes inmediatos de daños importantes o heridos graves en Christchurch, pero el temblor evocó recuerdos del terremoto de 2011, que destruyó buena parte de la ciudad y mató a 185 personas. Sin embargo, el terremoto del lunes se produjo lejos de los grandes centros poblados. El terremoto tuvo lugar justo después de la medianoche. Su centro se situó unos 93 kilómetros (57 millas) al nordeste de Christchurch, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), con una profundidad relativamente baja de 10 kilómetros (6 millas). Los efectos de los terremotos son más perceptibles cuanto más cerca de la superficie se encuentre el epicentro. Luego del terremoto del lunes, la residente de Christchurch Hannah Gin, de 24 años de edad, dijo que acababa de sentarse en su sala de estar para ver la televisión cuando su casa comenzó a temblar. Arriba, su madre soltó un grito. Dijo que está acostumbrada a los terremotos, por lo que se sentó tranquilamente y esperó, imaginando que el retumbar se detendría en unos segundos. En lugar de eso, dijo que la sacudida siguió durante al menos tres minutos, según el reloj de su celular, dijo ella por teléfono. El Centro de Alerta contra los Tsunamis del Pacífico, con sede en Hawaii, dijo que no esperaba que el terremoto generara un tsunami destructivo en otras costas del Pacífico.