CIUDAD DE MÉXICO.- Valentina tiene Síndrome de Down y por su padecimiento tuvo que ser resguardada en casa para no contagiarse de covid 19 y a sus 14 años no ha podido disfrutar de su escuela, amigos o siquiera salir a la tienda, pero, ahora, con su vacuna esta realidad cambiará.
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Emocionada por recibir su primera dosis de Pfizer, “Vale” despertó temprano, se alistó, desayunó y acompañada de sus padres salió de su domicilio, ubicado en la colonia Agrícola Oriental, en la alcaldía Iztacalco, para trasladarse a la Biblioteca Vasconcelos, en la demarcación de Cuauhtémoc, un traslado de poco más de hora y media.
Pero sus papás estaban temerosos que la falta del QR, que no pudieron descargar de la página de la Secretaría de Salud federal; así como una carta de consentimiento informado, eran los inconvenientes que esta adolescente podría enfrentarse en la fila de vacunación.
Estos dos faltantes no fueron tan fuertes para frenar a esta familia que anhelaba ver a su pequeña inoculada.
Valentina y comitiva se formaron, presentaron sus papeles e ingresaron de manera inmediata. Su padre entró con ella y, abrazados, se aventuraron en búsqueda del tan esperado biológico.
Media hora después, ambos salieron, ella con un poco de dolor en el brazo y don Germán con un rostro iluminado y esperanzado de que su pequeña ya no será vulnerable a una enfermedad que ha matado a poco más de 287 mil personas, según la Federación.
Valentina es una de las 30 mil adolescentes de 12 a 17 años que sufren alguna comorbilidad en la Ciudad de México, que tuvieron que esperar un año y siete meses para retomar su vida, una vida a la que buscan quitarle un pendiente más y solamente dedicarse a vivirla.
ZNR