El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador arremetió de nueva cuenta en contra del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), al asegurar que el organismo se trata de una “fachada para encubrir las corruptelas de los funcionarios”.
Durante la conferencia mañanera, el jefe del Ejecutivo incluso se pronunció porque el Inai no existiera, pues, dijo, los consejeros “no sirven para nada”.
“Los nombren o no los nombren, ¿para qué sirven? No sirven para nada, o sea, era un gobierno mantenido y bueno para nada, eso es lo que había. ¿Saben para qué sirve ese instituto o para qué servía? Nada más era una fachada para encubrir las corruptelas de los funcionarios.
“O sea, yo lamento que existan esos aparatos, que los crearon para simular de que iban a combatir la corrupción, y lo que hacían era ocultar los actos de corrupción (…) Pero da igual que exista o no exista. Sería mejor que no existiera porque nos ahorramos los mil millones”, enfatizó.
En el salón Tesorería de Palacio Nacional, el mandatario federal también cuestionó el costo al erario del Inai.
“¿Saben cuánto le cuesta esa oficina al pueblo de México mantenerla? ¡Mil millones de pesos! ¿Qué no existe la oficina de la Función Pública? ¿Qué no existe en el Poder Legislativo, primero, la facultad de aprobar el presupuesto y de darle seguimiento al ejercicio del gasto? Por eso existe en la Cámara de Diputados la Auditoría Superior de la Federación.
"¿Qué no existe la Fiscalía Anticorrupción? ¿Qué no existe la Fiscalía General de la República? ¿Qué no todas las dependencias del gobierno federal y organismos del Poder Judicial y del Poder Legislativo están obligados a informar? Existen las contralorías casi en cada oficina”, cuestionó.
El presidente López Obrador incluso sostuvo que trabajar en el Inai “es una beca y todavía se enojan”.
“Deben de estar ganando como 120 mil pesos mensuales, más viáticos, y ni se despeinan porque esos llegan a trabajar, llegan a la oficina como a las 9 o 10. Pasan primero a desayunar, a hablar mal del de Macuspana, ya después llegan a las 10. A la 1, 1 y media, a comer, regresan a las cinco, si es que regresan. ¿Ustedes creen que trabajan el sábado y el domingo? ¡No!”; exclamó.
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