Fue el 2 de mayo del año pasado cuando Luz Barrios lo vio. Mientras su mamá manejaba, ella se apuró a maniobrar para alcanzar su teléfono celular y así poder grabar lo que alcanzaba a ver a través del parabrisas del carro. Entre las redilas de un camión destartalado se asomaba una pequeña cabeza con extraños cuernos cortos y vistosas orejas: sí, era una jirafa, y la traían por el bulevar Niños Héroes de la capital sinaloense.
La jirafa miraba curiosa para el lado izquierdo, el lado derecho, pero en un tramo la pequeña cabeza impactó contra las ramas de un árbol llamado lluvia de oro. Fue sólo un rozón, por fortuna. Unos metros adelante la jirafa sorteó unos cables de electricidad y luego, apenas, un puente de concreto. A veces parecía que el animalito miraba a Luz, pero pronto volvía a distraerse ante la cercanía de más hojas de árboles o postes que pasaban a su lado.
El video lo grabó para mandárselo a sus hermanos. “Cuándo me iba a imaginar yo que al pobre Benito se lo estaban llevando. Mi mamá y yo decíamos ‘pues a dónde’, hasta pensamos que era una de las jirafas del zoológico y que la estaban sacando a pasear”, cuenta admirada.
Filmó la escena hasta que la perdió en una intersección que conecta la carretera de Culiacán con el norte del estado, y cada quien tomó su camino. Luz Barrios llegaría a su casa en la colonia Los Ángeles, mientras que la jirafa de orejitas cortas viajaría más de mil kilómetros en lo que algún día fue una especie de remolque ganadero, muy golpeado, probablemente por el traslado de cientos de animales en cautiverio.
Ese transporte alguna vez había sido de color blanco; hoy era óxido por doquier, cubierto por una lona verde para cubrir los huecos que ocasiona el paso del tiempo. Unos retazos de madera y de metal corroídos le daban cierta forma al camión, pero por dentro y por fuera no es más que un fierro viejo motorizado.
“Ay no, el puente… ¡ahí viene la cabeza!, se me hacía que se iba a golpear, de hecho al video hasta le quité el audio porque veníamos gritando”, dice Luz al recordar su preocupación por la jirafa que era transportada en tales condiciones.
Pero aunque la herrumbre de ese camión era obvia, también la espectacularidad de una jirafa de cuatro metros de alto, con su largo cuello, ojos redondos y pestañas negras. Apenas tenía tres años, y para ese día de mayo de 2023, aún no tenía un nombre. Su destino era un parque en Ciudad Juárez, construido sobre un terreno que en 1994 el presidente Carlos Salinas de Gortari había cedido al gobierno de Chihuahua en un acto de voluntad política con la oposición.
Mientras el animal viajaba a Ciudad Juárez, el administrador del parque ya se preparaba como si fuera maestro de ceremonias de un gran circo. Rogelio Muñoz Sapiens, un hombre corpulento, canoso y de nariz chata, hacía una convocatoria pública.
Lanzó una invitación a los niños norteños: quería que participaran en la convocatoria para darle nombre al “nuevo amigo de los juarenses”. Fue la propia gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, con un chaleco y una gorra estilo safari africano, quien dio la espectacular noticia el 25 de mayo de 2023.
La propuesta de una niña, Ximena Díaz, obtuvo ¡7 mil votos!, y le ganó a otros 399 niños que habían propuesto que se llamara Manchas, Máximo y tantos propios de un ser de sus características. Su nombre sería Benito. La jirafa Benito. Ese día hubo show de payasos, música y se regalaron chuchulucos a los niños de Juárez. Un nuevo espectáculo daba inicio.
El 25 de mayo la gobernadora y los niños saludaron a Benito a través de una reja azul, mientras le lanzaban calabazas y zanahorias. Él, a la intemperie en un espacio de tierra y algo parecido a una sombrilla recubierta por lo que parecía una red rota, miraba curioso mientras decenas de fotógrafos lo retrataban.
Fue también la gobernadora quien reveló que el zoológico Fiesta Safari de Culiacán había donado a Benito y seguiría con el legado de otra jirafa llamada Modesto, que vivió en Ciudad Juárez durante 20 años y había muerto de un infarto.
¿Cómo se construyó el Parque Central de Ciudad Juárez?
Pero la historia que revienta ahora viene de tiempo atrás. Era 1994 y la entonces Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), una de las dependencias más poderosas del gobierno salinista, tenía un terreno en el kilómetro 4.5 de la carretera Panamericana en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Por intervención del entonces gobernador Francisco Barrio Terrazas, contador público y primer mandatario panista en la historia del estado, el presidente Salinas aceptó, como acto de buena voluntad, regalarle a la entidad un terreno de más de 45 hectáreas que se le había solicitado para hacer un parque público.
El 27 de octubre de 1994 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la noticia que determinaba “la conveniencia de llevar a cabo la operación materia del presente ordenamiento, ya que ello coadyuvará a que el Gobierno esté en posibilidad de proporcionar instalaciones recreativas, culturales, deportivas y de educación ambiental”. Sin embargo, el gobierno de Salinas dejó algo muy en claro: si se le daba un uso indebido al predio, regresaría a ser propiedad de la federación.
Se construyó el parque y con los años, los distintos gobernantes comenzaron a traer animales. Construyeron un lago artificial y algunos jardines que pretendían parecer un hábitat para especies que no estaban acostumbradas a las condiciones extremas de Chihuahua.
Historia de la jirafa Modesto
Y en ese marco, en 2001, llegaron las jirafas. El gobernador Patricio Martínez García decidió que era momento de tener un animal estrella: Modesto.
La jirafa sufrió maltrato durante dos décadas, ante la mirada pasiva de aquellos que iban a visitarla. Toda su vida estuvo sola y su único “amigo” era un avestruz llamado Mateo. Hoy se sabe que la jirafa de cinco metros de altura vivió en condiciones tan precarias que hubo un invierno en que se le congeló la cola y sus orejitas, hasta que finalmente se le cayeron.
El 1 de julio de 2022 falleció a las 5:00 de la mañana de un ataque al corazón. Lo despidieron como a un juarense destacado: “¡Hasta siempre, Modesto! Gracias por estos años que les regalaste a todos los visitantes del Parque Central, fuiste, eres y serás un ícono para nuestra ciudad. Te extrañaremos siempre”.
Perla de la Rosa es actriz y directora de teatro, ha recibido múltiples reconocimientos por su trabajo, como el Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón, pero además hace dos décadas vio nacer en ella otra pasión: los animales no humanos.
Todo empezó cuando ella y su pareja adoptaron a un perrito al que nombraron Junior, una cruza de cocker con Chihuahua. “Una cosita alargada y rara”, ríe la actriz. Junior hizo que todo cambiara en el entorno, sería una de las semillas que liberaría a Benito muchos años después.
“Lo amamos mucho mi marido y yo, no teníamos hijos y vivir con ese perrito nos enseñó muchísimo sobre los animales y sobre el amor”, recuerda Perla, quien considera que una manera respetuosa de convivir con los animales es voltearlos a ver y considerar que son seres que también sufren y no cuentan con las herramientas para defenderse del maltrato. Un animal, dice, es tan inocente como un niño pequeño.
Para Perla, una mujer de voz fuerte y simpática (hace el papel de la mamá de Gael García en la serie Cassandro), uno de los momentos más importantes en esta lucha por los animalitos fue cuando en 2022 lograron, a través de un consejo llamado “Somos su Voz”, parar los actos de crueldad en el antirrábico de Ciudad Juárez. Organizaron plantones y marchas hasta que lograron salvar a decenas de perritos. Hoy también lograron detener un sacrificio lento e innecesario para una jirafa.
Fue esta agrupación la primera en percatarse que, desde que llegó Benito, las condiciones eran deplorables y se estaba repitiendo la historia de Modesto. Y viene a su memoria una escena que ella no olvida, casi idéntica a la que presenció Luz Barrios: durante el traslado de Benito de Culiacán a Chihuahua un muchacho que acompañaba al animal alcanzó a levantar los cables de alta tensión con un palo de madera.
“A Dios gracias no se electrocutó”, dice Perla. “¿Cómo pudo cruzar los puentes valiéndoles sorbete que se muriera? ¿Cómo es que llegó, quién les dio el permiso de trasladarlo así?”, cuestiona.
A pesar de las denuncias, desde el 27 de mayo de 2023 la Profepa realizó una verificación en la que aseguraba que el área de encierro de Benito era la adecuada, incluyendo un cubículo de resguardo con comederos y bebederos, árboles y otros elementos. Era el cuartito en el que había vivido Modesto durante largos años.
“Esto representa un revés para las asociaciones de animalistas, quienes se han opuesto a la estancia de la jirafa, ya que consideran que no se cuenta con un espacio benéfico para su desarrollo y desean que sea trasladada a un santuario”, escribió el periódico ‘El Diario’.
Salvemos a Benito, el colectivo que luchó por que no tuviera el mismo desenlace que Modesto
Cuenta Perla que entraron en pánico. “Pensamos: esta jirafa va a caer muerta”. Pese a que desde que llegó el nuevo visitante, la gobernadora Maru Campos prometió que se construiría un refugio para él y se adecuaría el Parque Central, Somos su Voz sabía que se vendría el invierno y la vida de Benito correría peligro. Entonces se les ocurrió crear un movimiento superfocalizado en la jirafa, al que titularon “Salvemos a Benito”.
Perla explica que uno de los culpables poco mencionados de esta historia es el veterinario Mario de León, alguien al que acusan de haber incurrido en corrupción y falta de ética profesional. Fue él quién aseguró que el cuartito hechizo tenía incluso calefacción y Benito estaba en muy buenas condiciones. Por cierto: De León fue también el veterinario de Modesto, bajo su supervisión se le congelaron las orejas hasta perderlas.
“Nosotros lo habíamos visto enflaquecer, era un animalito deprimido, con manifestaciones de estrés, las jirafas son muy delicadas pues sólo duermen dos de 24 horas, requieren muchos juguetes, que les pongan llantas, cosas sencillitas, y se lo dijimos a los administradores del parque: necesitan actividades, estar despiertas. Y cuando llegó Benito no encontró nada de eso, sólo esa mole de concreto que había sido el refugio de Modesto”.
Recuerda que Benito ni siquiera quería entrar a la vieja vivienda; aún había excremento de Modesto. Las autoridades no se tomaron la molestia de limpiar el lugar antes de que llegara el nuevo inquilino.
Pese a que durante el año pasado Salvemos a Benito recogió miles de firmas en la plataforma Change.org, creó además un canal de difusión en Facebook, convocó a ruedas de prensa –a las que nadie acudía– y hasta interpuso ocho amparos ante la justicia. Pero fue en diciembre, gracias a la red sociodigital X que el asunto explotó a escala nacional y más allá.
La jirafa Benito se hace viral en redes sociales
Roberto Chávez, administrador casi de tiempo completo de la cuenta de X (antes Twitter) Salvemos a Benito, dice que aunque se empezó a viralizar desde diciembre de 2023, en realidad fue hasta enero de este año que se convirtió en un fenómeno de la red social. Beto dice que durante seis meses la gente no llegaba a sus redes, los algoritmos no los beneficiaban, pero ocurrió algo inesperado.
Roberto ya conocía el funcionamiento de las redes sociales, y empezó a pedir apoyo a organizaciones animalistas; sin embargo, se les ocurrió que si documentaban a diario la vida de Benito y lo subían a su cuenta de X, tal vez más personas se sensibilizarían con el animal. Y sucedió: durante semanas fue común ver ‘trending topics’ como “Benito”, “Salvemos a Benito”, “Jirafa Benito”.
Y justo a tiempo: al larguirucho animal ya se le estaban congelando sus pestañas, incluso la saliva, su pelaje estaba cambiando, tenía infecciones estomacales y parecía acrecentarse su estrés y con ello el trastorno de lamer paredes y madera.
Esos días también Luz Barrios, la chica que había grabado a una jirafa en Culiacán se enteró de su identidad:
“Ay, a lo mejor la jirafa que vimos era Benito”, le dijo a su mamá. Estuvieron comparando las fotos con su video y ahí distinguió la muesca, un corte en la orejita izquierda. Al final del día, el video de Luz se convirtió en la única evidencia del maltrato en el traslado e incluso los screenshots fueron incluidos en uno de los amparos ante el Poder Judicial de la Federación.
Alberto refiere sobre la difusión del caso que se dio en enero de 2024: “De verdad estábamos desesperados porque acá la prensa cubría apenas lo mínimo. Pero nos dimos cuenta de la importancia que le dio el círculo rojo y los tomadores de decisión de esa red y, de verdad, no sé si se unió todo para que la sociedad viera que no era un asunto de partidos, sino una causa legítima”.
Justo el 5 de enero, cuando el asunto Benito explotó en X, Rogelio Muñoz Sapiens, administrador del Parque Central, dio una entrevista a MILENIO. Explicaba que habían tenido revisiones de Profepa, cuyos funcionarios avalaban el hábitat y las condiciones de Benito, explicaba que estaban construyendo una casa que estaba al 90 por ciento donde el animal podría resguardarse del frío –una casa que había prometido desde mediados de 2023–.
“Benito se ha adaptado muy bien al frío de Ciudad Juárez”, justificaba Muñoz, un día de enero en que la temperatura llegó a bajo cero. “Los que dicen a través de las redes sociales y lo que digan los animalistas pues realmente no es algo que tenga un sustento”, sostenía.
Muñoz, con fastidio, aseguraba que lo del cuidado a la jirafa era un tema político, ya que durante la administración pasada nadie dijo nada. Recordó que Modesto vivió más de 20 años y nunca se ventiló el asunto, no hubo manifestaciones ni fueron al parque a protestar. “Jamás se manifestaron, cuando ellos dicen que tienen varios años siendo animalistas es algo que no me coincide”, dijo con un dejo de sospechosismo.
El traslado de Benito que se atoró en la burocracia
El 8 de enero el vocero del administrador del parque envió a este diario una ficha informativa donde aseguraban que Benito sería trasladado al conocido santuario llamado Africam Safari, en Puebla. Pero entonces empezó la guerra política.
Pese a que Profepa había realizado visitas el 9 y el 15 de enero debido a “diversas denuncias en redes sociales y una denuncia popular”, no hizo absolutamente nada. Hasta que el gobierno estatal de Chihuahua hizo el anuncio del traslado, entonces sí se manifestó: Benito no podía ser trasladado a Africam Safari ya que el Parque Central no había cumplido con el plan de manejo de la jirafa.
Es decir, a pesar de las múltiples visitas donde la misma dependencia no encontró ninguna irregularidad, ahora que explotaba la historia, cambiaba su versión. “Se constató que no se ha cumplido con las acciones que la procuraduría determinó que debían realizar para preservar su salud y condiciones adecuadas en cuanto a su trato digno”, decían en un comunicado que indignó a muchos.
Anunció que Benito sería asegurado precautoriamente y ordenaron al parque que llevara a cabo diversos actos para preservar su dignidad y condiciones de trato adecuado. Es decir que aunque ahora reconocían que Benito estaba en malas condiciones, no avalaban su traslado.
“El parque no sólo está obligado a cumplir con las obligaciones que asumió al adquirir dicho ejemplar, lo que no ha hecho, sino que además se encuentra sujeto al procedimiento mencionado, en el que se emitirá la resolución correspondiente en el transcurso de esta semana”.
Explicaban que no era procedente hacer referencia a su traslado, pues era necesario, desde el punto de vista técnico y científico que se tomaran medidas para preservar la salud y condiciones de vida digna, lo que era obligación del Parque Central sin que hubiera lugar a eludirlas. “No es suficiente con solicitar simplemente el cambio de estado”.
Benito se quedaba en medio de la burocracia y los intereses políticos. Desde el 8 de enero la Profepa se dedicó a retrasar la salida de Benito, pese a las temperaturas imperantes en invierno, de alrededor de cero grados centígrados. La exigencia ciudadana siguió creciendo: se enviaron correos masivos a la titular de la Procuraduría, Blanca Alicia Mendoza, entre otros actos para exigir el traslado de Benito y su posterior ubicación en Africam Safari.
El 14 de enero la familia de la titular de Profepa, en medio de la tensión, explotó: en comentarios a través de la red social X, Tito Alejandro Martínez Mendoza, el hijo de la procuradora, acusaba que Salvemos a Benito era una “seudo asociación ambiental que servía de fachada a intereses políticos”.
“Independientemente de que la mugre jirafa está en perfectas condiciones, pueden vivir en temperaturas bajo cero. Nomas joden por joder sin saber”, repondió una asuaria de la red social. Ante la ola de comentarios, incluso fiscalizaciones ciudadanas sobre su estilo de vida, Tito se disculpó. Una disculpa que la gente no aceptó y lo hizo cerrar su cuenta de X.
Finalmente el pasado 19 de enero, la procuradora Mendoza ofreció una entrevista al periodista Julio Astillero, en la que reconoció que se habían cometido omisiones y errores en la dependencia federal con Benito, e incluso aseguró que se iniciarían procedimientos legales en contra del personal de Profepa en Chihuahua.
Final feliz para la jirafa Benito
El domingo 21 de enero Frank Camacho, director de Africam Safari, hizo posible el anhelo de miles de mexicanos que durante semanas exigían el traslado de Benito. Las escenas fueron conmovedoras. El hombre que siempre viste pantalones cargo, chamarras del parque y botas de trabajo, con una sonrisa plena anunciaba que el traslado del ejemplar dependería de cómo se relacionara con su camioncito de traslado.
Un transporte muy diferente al que lo llevó a Chihuahua. Este es de primer nivel, madera brillosa, con calefacción y sistema de monitoreo las 24 horas. Para sorpresa de los expertos en traslados, Benito se introdujo a él solo, parecía listo para partir. El domingo en la noche, finalmente Frank y Benito partieron rumbo a Puebla. Un viaje de más de 40 horas debido a todos los cuidados que merece tan singular pasajero.
La gobernadora Maru Campos, a través de su cuenta de X, reconoció: “¡Perdóname, Benito!”. “Nos quedamos comprometidos y trabajando para quienes en otras circunstancias la pasan mal. ¡NUNCA MÁS EN CHIHUAHUA! ¡BUEN VIAJE BENITO!”
La gente se reunió a las afueras de Chihuahua, donde las señoras le mandaban bendiciones, carteles con buenos deseos, lo despedían y le prometían que su historia nunca se volvería a repetir. Muchas lágrimas porque, al menos, en un país con tantas tragedias animales, una historia tendría un final feliz.
Y otras aventuras avanzarán en otros lugares. En estos días las y los activistas en favor de los animales no humanos prometieron que seguía a continuación la liberación de Eli, llamada “la elefantita más triste del mundo”, que vive sola desde hace años en el Zoológico de Aragón y a la cual el gobierno de la Ciudad de México se niega a trasladar a un santuario.
Esa lucha apenas comienza.