El Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, las organizaciones criminales más poderosas de México, identificadas por la DEA, han logrado posicionarse con dos esquemas de negocios opuestos: el de la sombrilla y el de las franquicias.
¿Cómo opera el Cártel de Sinaloa?
De acuerdo con la Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas de la agencia antinarcóticos, el Cártel de Sinaloa, antes Cártel del Pacífico, opera bajo el esquema de la sombrilla. Este esquema consiste en establecer cuatro grandes liderazgos a partir de los cuales operan el resto de las células de la organización.
En el caso del Cártel de Sinaloa opera con sus cuatro esquemas que son: Los Chapitos, hijos de Joaquín El Chapo Guzmán; el de Ismael El Mayo Zambada; el de Aureliano Guzmán Loera, El Guano; y el de Rafael Caro Quintero, aunque este ya se encuentra detenido.
“Esta estructura teóricamente da a las cabezas de los grupos independientes de tráfico de drogas la capacidad de compartir recursos, como rutas de tráfico, contactos corruptos, acceso a proveedores de químicos ilegales y redes de lavado de dinero, sin compartir ganancias o tener que responder a una cadena principal de mando”, aunque también esto implicaría que hay pugnas internas de poder y ciertas alianzas que pueden debilitar este modelo, según la DEA.
¿Cómo opera el Cártel Jalisco Nueva Generación?
Por otro lado, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) trabaja bajo el esquema de las franquicias, tal como lo haría una empresa de comida rápida, por ejemplo. A la cabeza está Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, y a su lado un reducido grupo de comandantes de alto rango que se reportan directamente con Oseguera Cervantes. Después están los jefes de plaza,
El modelo, explica la DEA, “permite a cada grupo semiindependiente personalizar sus operaciones de acuerdo con áreas específicas de conocimiento (por ejemplo, dirigir laboratorios clandestinos de metanfetaminas) o las demandas del mercado, siempre u cuando cumplan con los requerimientos de nombre, marca y estructura organizacional y el seguir con la dirección general llevada a cabo por el liderazgo del Cártel Jalisco.”
Este modelo también les habría permitido expandirse de forma rápida, pues las franquicias se establecen de forma relativamente rápida, y así maximizan también sus ganancias, pues el liderazgo no paga costos de operaciones pero sí una parte de las ganancias. De esta forma, el CJNG ya tendría presencia en al menos 40 países en Sudamérica, Asia, Europa y África en 10 años de operación frente a los 47 países en los que opera el Cártel de Sinaloa en 30 años de operar.
La DEA encontró una debilidad “que los grupos individuales de la franquicia que operan bajo el nombre del Cártel Jalisco pueden formar sus propias y únicas alianzas con otros grupos criminales, algunos de los cuales están en directa oposición de las alianzas de otras franquicias.”
Cártel Jalisco, el mayor traficante de fentanilo
La agencia antidrogas de EU también ha establecido que el Cártel de Sinaloa es el mayor traficante de fentanilo, incluso por encima del CJNG, gracias a que ha forjado alianzas con proveedores chinos de sustancias químicas con las que fabrican drogas sintéticas como la metanfetamina y el fentanilo. Además, también han encontrado en China a intermediarios que lavan el dinero que obtienen del tráfico.
Los Chapitos, conformados por Iván y Alfredo Guzmán Salazar y Joaquín y Ovidio Guzmán López, este último en custodia de las autoridades estadunidenses, habrían impulsado el tráfico de fentanilo “a su límite.”
Por su parte, el Cártel Jalisco ha trabajado en establecer una “extensa red de rutas de tráfico dentro de EU, y lucrativos centros de distribución en grandes ciudades de EU como Atlanta, Georgia.”
Además, junto a su red personal de lavado de dinero, de mano de Los Cuinis, han invertido en la construcción de resorts, el establecimiento de tiempos compartidos y otras propiedades en áreas turísticas importantes para lavar sus ganancias.
En lo que ambos cárteles coinciden, según la DEA, es el contacto y colaboración con pandillas y narcomenudistas en todos los estados de EU para lograr que sus productos lleguen a la calle, utilizando redes sociales y aplicaciones de mensajería para promocionar y coordinar sus ventas.
ZP