El Instituto Electoral de Coahuila (IEC) creó desde hace 20 años la primera urna electrónica en el país, convirtiéndose en los pioneros en implementar el voto mexicano sin papel. Hasta la fecha han diseñado seis modelos que incluso han mejorado los sistemas usados en Brasil y que permitiría en México reducir los costos de las elecciones, acabar con los votos nulos por errores involuntarios, emitir el sufragio en 10 segundos y conocer resultados totales de cada casilla de forma exprés.
Jorge Gallegos Valdés, director Ejecutivo de Innovación Electoral del IEC, explicó que, en 2002, durante un foro entre OPLES en el Estado de México, se abordó el voto electrónico por la innovación que comenzaba a darse en Brasil; entonces, Coahuila, se propuso generar el primer prototipo de urna electrónica en México.
“Nos basamos prácticamente en la urna electrónica de Brasil, que mostraba una boleta en la pantalla, pero en ese entonces, tenía unos botones al lado de la pantalla en donde se seleccionaban las opciones, nosotros vimos que eso dificultaba y se empezaba a tocar también el tema de cajeros touch screen, entonces, tomando otras variantes logramos la construcción de nuestro primer prototipo”.
Tras casi un año de trabajo, “se construyó una especie de máquina de videojuegos”, la cual pesaba más de 50 kilos, “era muy grande y tenía que ser cargada entre cuatro personas para trasladarla de un lugar a otro” y se utilizó por primera vez en el 2013, en elecciones internas de una universidad estatal para elegir a los directivos de las facultades.
Desde entonces, se han desarrollado seis tipos de urnas electrónicas, la más reciente se diseñó en el 2021 tras un concurso de universidades públicas: pesa 14 kilos y consta de una tableta touch así como de una impresora, resguardadas en un maletín con ruedas, diseñado para la seguridad de estos aparatos y para poder ser trasladados como una maleta.
¿Cómo funciona?
Emmanuel Villarreal, coordinador de Urnas Electrónicas y Sistemas del IEC, detalló que estas urnas cuentan con tres tipos de llaves: una para encenderse, otra para cambiar el rollo de tickets y una más para mantenimiento y actualizar el sistema, esta última, con acceso exclusivo para el personal técnico. La urna se entrega en su maletín a la persona que asume la presidencia de la mesa directiva de casilla el día de la elección y cuenta con tres tipos de códigos de barra para que funcione: el de verificación, apertura y cierre.
Al encenderla, se desliza el de verificación que indicará el sistema con el cual se trabajará, previamente es auditado y cuenta únicamente con las boletas de la elección en juego. Tras validarse, se desliza el código de apertura para comenzar inmediatamente la votación. Cada elector, se presenta ante la mesa, entrega su credencial para ser buscado en el padrón y en lugar de una boleta en papel, recibe un código de barras. Pasa a la urna que contiene una mampara para darle privacidad al momento de votar como en las casillas tradicionales, desliza el código y de manera automática aparece la boleta digital.
Selecciona la opción por la cual se quiere votar y una voz pide confirmar su decisión, al hacerlo, queda registrado y se imprime un testigo con su voto para que personalmente lo coloque en la urna como el resto de las boletas. Al término de la votación, se desliza el código de cierre para que se imprima un ticket con la votación final: el número de sufragios y cuántos le corresponden a cada partido; lo que también se puede comprobar al momento de hacer el conteo tradicional de voto por voto.
Impide votos nulos
Además, la urna electrónica impide los votos nulos involuntarios que se dan cuando una persona se equivoca al momento de emitir su sufragio. El caso más común, es en las coaliciones, cuando no recuerdan a los partidos coaligados y al seleccionar a dos contrarios, su voto no puede ser contabilizado. La urna electrónica señala si la combinación es incorrecta y si se desea anular el voto de manera voluntaria, también se puede hacer.
Pero lo más importante de este sistema, es que si bien para su implementación necesita una fuerte inversión, pues cada urna electrónica ronda en los dos mil dólares, su vida útil es de hasta 15 años, por lo que después de los primeros cinco procesos electorales, lo que actualmente cuesta cada elección, se reduciría a la mitad. “En el caso de Coahuila, para instalar las más de tres mil 900 casillas, serían más de 150 millones de pesos, pero en promedio, nos ahorraríamos entre 40 o 50 por ciento de los costos actuales, aproximadamente”.
Urnas más seguras
Estas urnas no pueden ser hackeadas ni manipuladas, pues no cuentan con conexión a internet ni ningún tipo de conexión adicional al de la energía eléctrica; tampoco tienen sistemas adicionales y su funcionamiento es exclusivo para el manejo de la votación para la que se configura. Hace dos décadas, esa primera urna electrónica impulsó al Congreso local para avanzar en su legislación y convertirse en el primer estado de México en transitar al voto electrónico, pero la reforma electoral que vino después quitó esta facultad de autonomía a los estados y frenó el avance. De lo contrario, actualmente Coahuila ya tendría consolidado el voto electrónico al mismo ritmo que países clave como Brasil.
El IEC cuenta con 202 urnas electrónicas: 120 que se reacondicionaron con una nueva pantalla después de crearse en el 2008, y 82 más del modelo 2021.
JVS