La dislexia es una de las alteraciones que más se mencionan cuando un niño o adulto tiene problemas para el aprendizaje o llega a confundir aspectos como letras, la izquierda y la derecha o hasta números.
Aunque estas menciones que se le hacen regularmente no son con fundamentos médicos o diagnósticos de las personas, solamente es con el conocimiento que se ha absorbido desde el exterior.
Los problemas para el aprendizaje que pueden llegar a tener dentro de las aulas de clase quienes tienen este trastorno, se podrían llegar a incrementar si los docentes de los mismos les presionan para que se comporten como una persona que no cuenta con dislexia.
Aunque los mismos profesores podrían llegar a hacer algunas actividades que promueven que estas personas tengan una mejor etapa del aprendizaje.
¿Qué es la dislexia?
Este padecimiento, es considerado como un trastorno del aprendizaje, que consiste en la dificultad en la lectura, debido a que las personas que cuentan con ella tienen inconvenientes al momento de identificar algunos sonidos del habla y lograr que tengan relación con las letras y las palabras que escriben.
El origen de esta enfermedad es desde que son pequeños y puede llegarse a derivar de una alteración del neurodesarrollo de los menores, ya que la mayoría de ellos no llegan a presentar alguna dificultad física, psicológica ni social.
¿Con quién se atiende la dislexia?
Este trastorno puede ser tratado con diferentes profesionales de la salud, como lo puede ser un psicopedagogo o un neuropsicológo, que son dos de las ramas estudiadas más indicadas para poder dar una evaluación y posteriormente un informe sobre el diagnóstico que resultó de ella.
El que tenga que hacerse los exámenes con expertos tan especializados, genera que los costos para ellos puedan ser muy elevados, ya que no hay pruebas que se puedan realizar de forma ordinaria.
En el caso de los niños que se encuentran en los primeros grados de la escuela, pueden tener un tratamiento temprano que les ayudaría a mejorar sus habilidades en la lectura, lo que significaría una disminución en los problemas que tendrían en las aulas de los grados superiores.
Cabe resaltar que una formación de un menor con dislexia no solo corresponde a los profesionales, sino que los padres tienen que ser un apoyo tanto emocional como académico para hacer el proceso de mejora uno más llevadero para los pequeños que la padecen.
JB