Tres tigres de bengala que permanecían resguardados por la Fiscalía General de Estado (FGE) de Guerrero, la Guardia Nacional y el Ejército murieron dentro de la jaula donde se encontraban durante varios días sin agua y sin alimento en la cabecera municipal de Quechultenango.
Los tigres fueron resguardados tras un operativo de las autoridades de seguridad que comenzó el 15 de febrero, en una incursión que se generó avanzando por la zona rural de Chilapa.
En la calle Libertad, los elementos de seguridad reportaron el aseguramiento de 28 kilos de mariguana, 11 vehículos y una motocicleta con reporte de robo, los tres tigres de bengala y un arma de uso exclusivo.
Además, se reportaron resultados en la comunidad de Tlanicuilulco, donde fueron asegurados siete automóviles, se localizó un terreno habilitado como deshuesadero y se aseguraron cinco casas, entre otras cosas a las que se les pusieron sellos de seguridad.
Las autoridades no pudieron sacar de Quechultenango ni de Tlanicuilulco los objetos ni animales incautados, porque el 16 de febrero decenas de habitantes no les permitieron salir y los detuvieron por alrededor de seis horas.
Más tarde, fueron liberados tras aceptar firmar una minuta de acuerdos, donde se comprometían a sólo realizar operaciones acompañados por la Policía Preventiva Municipal y las guardias comunitarias.
En el penúltimo párrafo del comunicado emitido la noche del 17 de febrero, 24 horas después de la retención, la FGE dio a conocer que “los tres ejemplares de tigre quedaron a disposición de la autoridad competente”, que podía ser la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) o la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
“Nunca los vinieron a traer, cerraron todo, le pusieron sellos de embargado y nunca vinieron a recoger nada, nadie alimentó a los animales y al final se murieron de hambre”, dijo un vecino de Quechultenango.
Usuarios de redes sociales compartieron fotos de los tigres en Facebook, donde se observaba a los tigres de bengala tirados dentro de una jaula estrecha con recipientes de comida y agua vacíos.
La especulación en torno a la imagen se generó de inmediato, pues muchos internautas señalaban la posibilidad de que se tratara de un montaje.
Sin embargo, este sábado los habitantes de Quechultenango, confirmaron la versión de que los tigres asegurados habían muerto.
cog