Un año ha pasado desde el paso por Guerrero del huracán Otis, que en menos de un día se convirtió en un fenómeno natural de categoría cinco. Sólo le bastaron un par de horas para tomar la fuerza de 300 kilómetros por hora y destruir las calles de Acapulco.
El huracán impactó a Acapulco cerca de la medianoche. Los civiles se refugiaron donde pudieron, la mayoría en sus hogares u hoteles de la costa, después atestiguaron como un fuerte viento “rugía y golpeaba con fuerza descomunal”. Toda la noche llovió en Acapulco.
¿Cómo fue el paso del huracán Otis por Acapulco?
En el amanecer de aquel 25 de octubre de 2023, la devastación fue confirmada. Los postes y árboles caídos, además de los vehículos volteados y destruidos, dificultaban el paso. El Ejército tardó horas para poder llegar a las zonas más altas del puerto, pues los soldados tuvieron que cortar y mover cientos de troncos que bloqueaban las calles, solamente armados con machetes y hachas.
Las personas buscaban comida y bebida entre la devastación: escombros y vidrios de hoteles de la franja hotelera. La desesperación obligó a los acapulqueños a saquear tiendas de autoservicios, ante la nula acción de la Guardia Nacional y la policía, cuyas órdenes fueron no confrontarlos. El orden público estaba alterado.
Era común ver a los ciudadanos cargando con pantallas, consolas, electrodomésticos o comida. Se robaron vehículos de las agencias, motos y hasta refrigeradores operativos de pequeños comercios. Algunas de las cosas fueron recuperadas posteriormente con operativos policiales en la zona.
Por las calles aún inundadas, enlodadas y con escombros, se observaba el robo organizado por grupos de personas en las tiendas y comercios. Cientos de personas entraban a tiendas como Tommy Hilfiger o Zara, cuyas instalaciones no volvieron a abrir en Acapulco por el número de pérdidas económicas.
Las primeras imágenes de la devastación comenzaron a salir del puerto con la entrada de los vehículos de emergencia de la CFE y del Ejército, que compartían las fotografías, por momentos, gracias a la señal de internet satelital.
El mayor impacto entre la población mexicana fueron las imágenes resultantes del sobrevuelo de drones sobre la playa: yates y embarcaciones totalmente desechos o hundidos, basura y cuerpos de animales arrastrados por la corriente e inclusive cadáveres humanos entre las olas del mar.
Decenas de cuerpos fueron hallados en las calles, otros en el mar, algunos siguen desaparecidos. La cifra es de 57 muertos y 24 desaparecidos, aunque hay diferencias sustanciales entre los datos proporcionados por distintos niveles de gobierno.
El expresidente Andrés Manuel López Obrador llegó directo a la zona naval de la Costera Miguel Alemán para conocer el saldo y se regresó a la Ciudad de México de inmediato. Sólo se conocieron imágenes de cuando su vehículo, un Humvee militar, se atascó al tratar de llegar por la carretera federal.
La autopista continuaba cerrada de manera intermitente por deslaves. Los accesos por el maxitunel, macrotunel y demás vías se encontraban colapsadas por turistas que buscaban salir y quienes querían entrar para donar despensas a la población.
World Central Kitchen y otras organizaciones de la sociedad civil, además de particulares, dieron un poco de víveres a la gente que no conseguía insumos básicos para alimentarse.
Los ciudadanos preguntaban por las autoridades, que brillaban por su ausencia. La gobernadora del estado de Guerrero, Evelyn Salgado, tardó 20 días en aparecer entre las calles del puerto.
¿Qué pasó con Acapulco tras el paso del huracán Otis?
Una semana después, la basura y escombros se convirtieron en un problema de salud, pues no era removida. No había víveres en el puerto, la gente organizaba las compras de despensas y gasolina en los poblados aledaños: Chilpancingo, Coyuca de Benítez o Atoyac.
El municipio no contaba con camiones ni rellenos sanitarios suficientes. Otis generó la basura de dos años, en tan sólo algunas horas. Fueron 600 toneladas de escombros.
Meses después, Acapulco intentó retomar la normalidad, pero la falta de turistas comenzó a afectar la economía del día a día.
Hubo apoyos del gobierno por 15 mil millones de pesos para reconstrucción y limpieza, así como para impulsar negocios. Además, se entregaron 250 mil paquetes de electrodomésticos para apoyar a las personas que habían perdido todo su patrimonio.
Llegó diciembre. Una de las pruebas para Acapulco fue la falta de instalaciones decentes para el turismo. La presidenta municipal Abelina López garantizó la seguridad de los turistas que se encontraban en la playa para observar la gala pirotécnica de fin de año.
En 2024, Acapulco dio muestra de la resiliencia de su gente, que ahora se recupera del paso del huracán John, el cual, sin tanta fuerza como Otis, inundó miles de casas, poniendo a prueba nuevamente a los habitantes de Guerrero.
EB