Desde Chiapas y hasta Chihuahua, la travesía de los migrantes que pasan por México para tener una oportunidad de cruzar a Estados Unidos implica ser extorsionados por la migra mexicana.
Los migrantes haitianos, algunos de los cuales acampan hoy en la colonia Juárez, en la Ciudad de México, recuerdan con exactitud cómo los agentes del Instituto Nacional de Migración les exigían el pago de cuotas para dejarlos desplazarse por México. Un hombre que habló bajo condición de anonimato con MILENIO, relató cómo en Chiapas, agentes migratorios le quitaron su dinero.
“Nos bajaron, eran como 8 haitianos que estaban en ese bus. Nos pidieron 300 pesos a cada uno, pero a mí me dijeron ´lo voy a revisar’, metieron la mano en el bolsillo y me quitaron mil 800.”
El joven, que viajaba con su esposa y su hija, no hizo nada para evitarlo. Desconocía si se trataba de un protocolo o si el protestar habría causado que lo deportaran de Haití, de donde salió hace seis años. Pero el sur no es la excepción, en el norte, ya cerca del sueño americano, los problemas solo incrementan.
Los migrantes han acusado a los oficiales de estar involucrados en secuestros, extorsión y trabajo mano a mano con traficantes de personas en todo México.
En Ciudad Juárez, donde el 27 de marzo un incendio que se salió de control dejó 40 migrantes muertos en un centro de detención provisional del INM. Édgar Caro Ramírez, quien era subdelegado federal del INM en Chihuahua, hoy se encuentra desaparecido tras el incendio en el centro de detención.
Daniel Goray era el titular del centro de detención donde ocurrió el incendio y se encuentra vinculado a proceso por omisión de su función derivado del incendio en Ciudad Juárez. Junto a él, fueron vinculados a proceso dos agentes del INM, Rodolfo Collazo y Liliana Ramos. Según relató un funcionario del Instituto, el día del incendio, Collazo tuvo que salir a una diligencia y Liliana Ramos desatendió el centro de detención, lo que permitió que se causara el incendio.
Y es que, según denuncias, hay señalamientos de extorsiones a migrantes, pero también a turistas y visitantes extranjeros para solicitarles dinero a manera de propinas. Una pequeña “mina de oro” para los agentes migratorios mexicanos.
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