Fidencio Alejandro González Esparza, El Janos, controlaba también el negocio de la gasolina: por cada litro cargado en su plaza cobraba un peso con 50 centavos, independientemente de lo que había que pagar en la gasolinera.
Cuando se trataba de las familias Miller, Langford y Jhonson, comunidad mormona asentada en el rancho La Mora, ubicado en la sierra de Sonora frontera con Chihuahua, zona de control de la organización criminal La Línea, la cuota era preferencial.
Para los demás que circularan por esa plaza del narco, la cuota era mayor o de plano tenían prohibido cargar combustible en la única gasolinera que hay en la región y que para su desgracia se encuentra en el ejido Pancho Villa, municipio de Janos, Chihuahua, donde vivía González Esparza, hoy en juicio por el asesinato de tres mujeres y nueve niños integrantes de esa comunidad mormona.
De acuerdo con el testimonio de Kenny Miller, familiar de las víctimas, durante el juicio que se le sigue a El Janos, en agosto de 2019 —un par de meses antes de la masacre—, su hijo Andrés se trasladó en su camioneta desde La Mora a dicha gasolinera para comprar diésel, como lo había hecho desde siempre.
En esa ocasión, Andrés Miller cargó mil litros de combustible en un contenedor, pagó y tomó camino de regreso a La Mora. Unos kilómetros más adelante se detuvo en un taller mecánico, donde ocurrió algo que nunca le había pasado: El Janos lo alcanzó y le dijo que tenía prohibido comprar combustible en esa gasolinera.
Andrés, consternado, llamó a su padre Kenny, uno de los líderes de esta comunidad mormona, y le platicó lo ocurrido. El señor Miller le dijo que le explicara a este líder criminal de La Línea que ese combustible era para toda la maquinaria pesada que utilizan para sus labores de agricultura, que en La Mora no había gasolinera y si no iban a esa, la más cercana está en Agua Prieta, a unas dos horas de distancia.
En respuesta, El Janos le dijo a Andrés Miller que podía llevarse el diésel a cambio de mil 500 pesos, lo cual le comunicó a su padre Kenny, quien enojado le contestó que no podía aceptar esa extorsión, pero su hijo le respondió que no iba a negociar con un sicario que tenía un fusil de asalto AR15 en su auto, un Chrysler 300 color negro.
Al final, Andrés Miller le pagó a El Janos.
En su testimonio también reveló que, un mes después de ese evento, le tocó al propio señor Miller ser detenido por El Janos en un retén del crimen organizado, en el que le cuestionó si había visto carros viniendo de Sonora por el cerro que acaba de pasar, pregunta que tenía que ver con los contras de la banda delincuencial, Gente Nueva.
Tras contestarle, Kenny Miller reconoció a El Janos por su auto.
—¿Tú fuiste el que le cobró a mi hijo para comprar diésel?
—¿Quién es tu hijo?
—Andrés Miller. Necesitamos ese combustible, tenemos toda la vida comprando.
De acuerdo con su relato, El Janos le dio una hoja en la que apuntó su número de celular para que le llamara cada vez que fuera a comprar diésel y que no tuviera problema.
Para el señor Miller fue la primera vez que el narco le cobraba cuota por gasolina, pero, al investigar, descubrió que más integrantes de la comunidad mormona también eran víctimas de la extorsión de El Janos e incluso les cobraba más y no solo por el combustible sino hasta por paca de pastura.
Audiencia en el Altiplano
Ayer fue celebrada la sexta audiencia contra El Janos, en el penal del Altiplano, en Estado de México. Un testigo declaró que ex militares y ex policías forman parte de la estructura criminal de La Línea, a la que se le atribuye la masacre de la familia LeBaron y que las actividades de la célula contemplaban traficar drogas en la zona norte de México y en la parte sur de Estados Unidos.
El testigo indicó que sabía la operación de esta facción delincuencial porque formó parte de la misma. Relató que los policías municipales de la zona ganaban cerca de 4 mil pesos a la quincena y que al sumarse a tareas de halconeo ganarían 4 mil pesos a la semana, es decir, el doble.
Reveló que los gastos operacionales de La Línea incluían la renta de inmuebles, compra de vehículos, armas y municiones, estas últimas obtenidas gracias a un contacto que tienen en Estados Unidos.
Aunado a ello, refirió que las actividades de la célula se concentraban en su mayoría en la venta y trasiego de droga, especialmente mariguana y cocaína, la cual vendían en Sonora y enviaban a Estados Unidos a fin de incrementar sus ganancias.
El 4 de noviembre de 2019 La Línea planeaba un ataque a Gente Nueva con más de 75 hombres para arrebatarles en control de un territorio. En lo que refiere a la participación de El Janos en los actos de ese día, dijo saber que un mando superior le dio la encomienda de ser “guía porque él conocía y el terreno” en donde habría de celebrarse el encuentro.
Hoy y mañana seguirán las audiencias para determinar el grado de responsabilidad de El Janos en los delitos de delincuencia organizada.
cog