Acompañar a gente en sus últimos momentos, labor de padre jesuita asesinado

Javier Campos Morales nació en la Ciudad de México, pero su niñez y adolescencia la vivió en Monterrey.

Javier Campos Morales, uno de los sacerdotes jesuitas asesinados en Chihuahua. | Especial
Ciudad de México /

Javier Campos Morales, uno de los sacerdotes jesuitas asesinados en Cerocahui, Chihuahua el pasado 21 de junio, tenía pocos días de haber cumplido 50 años de sacerdocio, fecha en la que recordó su labor al lado de las víctimas y victimarios.

"Quiero darle gracias a Dios por tanta alegría que me comunica: el acompañar a la gente, sobre todo cuando asesinan, cuando la gente muere acribillada a balazos o por un parto o accidente, esa alegría que puedo compartir con ellos, esa tristeza que pueda convivir con ellos, esa esperanza que tienen en medio de la sequía", dijo el padre durante la misa de celebración por sus 50 años de sacerdocio el 17 de junio.

La celebración fue en la parroquia de San Juan Bautista de la Salle, ubicada en la colonia Chepevera, en Monterrey, Nuevo León. La homilía fue encabezada por el padre Óscar Lomelín.


"Quiero darle gracias a Dios por 50 años de acompañar a la gente".

Campos Morales celebró hace apenas unos días su 50 aniversario sacerdotal organizada por la agrupación Esposas Cristianas, fundada por Josefina Morales de Campos, madre del sacerdote.

"Tengo recorridos 30 años, más o menos, porque llevaba más de medio millón de kilómetros andados. Las parroquias que he tenido tienen poquita población, pero muy dispersa y la gente agradece estar cerca.

"Los momentos más agradables de mi vida es acompañar a la gente en sus últimos momentos, como descansan, los veo y cuando llega uno, le da el consuelo que sólo Dios (da) con la santa oración, con la compañía, con el sacramento y reconciliación".

"Ese acompañamiento es lo más bello y lo más hermoso que puede uno tener. Quiero darle gracias a Dios por estos 50 años de poder acompañar a la gente y les digo que a veces son 10, 20 ó 25 horas de ir de mis parroquias a los pueblos más lejanos", señaló el padre.



"Bendito sea Dios, ya vendrán otros tiempos"

Javier Campos Morales nació en la Ciudad de México, pero su niñez y adolescencia la vivió en Monterrey.

"Quiero darle gracias Dios por tanta alegría que me comunica: el acompañar a la gente, sobre todo, cuando asesinan, cuando la gente muere acribillada a balazos o por un parto o accidente, esa alegría que puedo compartir con ellos, esa tristeza que pueda convivir con ellos, esa esperanza que tienen en medio de la sequía; yo veo que la gente se queja, sufre, hace marchas, salen con cartelones y la gente dice allá: 'Bendito sea Dios, ya vendrán otros tiempos'.
"¿Qué es lo que hacen ellos? siguen rezando, hacen sus peregrinaciones, bailes típicos de los indígenas y siguen con esperanza. Quiero dar gracias a Dios por esa esperanza que viven mestizos e indígenas, por esa esperanza que transmiten en el Dios de la vida, hay muchas otras cosas, pero lo fundamental es la esperanza que ellos tienen en el Dios de la vida que se lo transmiten a uno y lo evangelizan", dijo.

El padre siguió agradeciéndole a Dios y rememoró pasajes cuando murieron sus padres.

"Hay muchos otras cosas, pero fundamentalmente quiero darle gracias Dios… también me encantaron las lecturas porque mi hermana Tere, que cuando murió mi papá, en la despedida (el salmo) fue el canto del Señor es mi Pastor; cuando murió mi mamá también ella cantó, y cuando la enterraron en España, también le cantaron esto.


"Y solamente a ratitos quien vive en el campo y ve el amor, la ternura y la empatía que tienen con la naturaleza la gente puede entender estos salmos tan bonitos, muchas gracias", concluyó Campos Morales.

En esta celebración, además de celebrar el 50 aniversario del padre Javier Campos, la Acción de Gracias tuvo la intención del fin de cursos de la agrupación Esposas Cristianas, Institución Laical Femenina, de Apostolado y Espiritualidad Cristiana, dedicada a evangelizar a la mujer en el sacramento del matrimonio.

"Murieron en el cumplimiento de su deber"

El martes 21 de junio se celebró una misa de exequias para los sacerdotes asesinados, dictada por el párroco Óscar Lomelín en la Iglesia Reina de los Ángeles, de la colonia Carrizalejo en San Pedro Garza García.

"Tiene que despertarnos en todos, tiene que despertarnos a todos, tiene que despertarme a mí y a los demás sacerdotes a una mayor entrega a una mayor generosidad a una mayor sencillez.


"Tiene que despertarnos a todos, tiene que despertar a nuestras autoridades para que se proteja la vida para que se instaure la justicia, para que se cuide la integridad de las personas y de las familias y de los que hacen el bien y de todos", dijo Lomelín.

El sacerdote señaló que todos sienten una combinación de tristeza e indignación.

"Sentimos, creo que todos o por lo menos yo siento dolor por esto, indignación profunda, tristeza, pero también una sólida y firme convicción de que tenemos dos mártires así recientes con uno de ellos celebramos hace días la eucaristía, muriendo en el cumplimiento de su deber, muriendo así sirviendo", indicó.




mvls 

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