Marcelo Ebrard va por las clases medias. Les lanza un guiño: “siempre han sido importantes”. Y además, ya tiene un concepto clave para su campaña por la candidatura presidencial de Morena: quiere ser reconocido por profundizar el legado de Andrés Manuel López Obrador mediante una cuarta transformación recargada. La “4T 2.0”, en el marco de lo que define será la “Década Dorada” para México, entre 2024 y 2034.
“La 4T 2.0 son las nuevas cosas que se tienen que hacer para consolidar, fortalecer y llevar a su máximo impacto la cuarta transformación”, presume en entrevista con MILENIO, la primera en la que esboza el tono que quiere imprimir a su proyecto político, uno cuyo eje central es la modernización y la expansión de la riqueza del país bajo el marco del lopezobradorismo.
“Podemos crecer al doble”, estima y avizora un futuro en el que el PIB per cápita rompa la barrera de los 10 mil dólares gracias al nearshoring y la continua llegada de capitales al país.
En conversación llevada a cabo poco después de la presentación de su libro El Camino de México, revela que acuñó el concepto de la “4T 2.0” basándose en la experiencia probada de haber sucedido a López Obrador en el gobierno capitalino, en 2006.
Cuando llegó al poder en la capital no cambió las políticas que le dejó el tabasqueño: las profundizó. No se desvió del canon ideológico. Ahora, se propone hacer lo mismo en el país.
Por lo pronto, el canciller ya tiene eslogan para diferenciarse de Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal. Se trata de una frase que se sustenta en su experiencia política y con la que quiere emocionar al electorado porque transmite una noción de eficiencia y competencia: “yo sí sé hacerlo”.
En su libro menciona las enseñanzas de Manuel Camacho Solís. ¿Qué le diría su maestro, qué le recomendaría en este momento, cuando estamos a menos de 100 días de que se lance la convocatoria por la candidatura presidencial de Morena?
Yo creo que me diría “sigue adelante, di lo que piensas”.
En la presentación del libro habló de su aspiración a un “México de clase media”. Rumbo a 2024, ¿se puede ganar la elección sin el apoyo de las clases medias?
Van a ser muy importantes en el proceso electoral. Siempre lo han sido. Por ejemplo, hoy relato que la elección de (José) Vasconcelos fue de las clases medias, es decir, el segmento universitario fue el que hizo la campaña. Toda la vida las clases medias han tenido un rol cada vez más importante.
¿Y cómo convencer a la clase media de que vote por la izquierda de nueva cuenta en 2024?
(Con) la capacidad de poderlo llevar a cabo. La emoción de tener la oportunidad, haz de cuenta como de pasar a semifinales, si me permites el símil. Tenemos el equipo y la capacidad para salir. Pero no cualquiera lo puede hacer. Esto es como una operación en un quirófano, muy compleja. Tienes que estar entrenado para eso.
La idea de competencia y eficiencia. Sé cómo hacerlo. Eso es lo que he hecho toda mi vida, desde el sismo (del 85) hasta conseguir las vacunas o lo que estamos haciendo para defender los intereses de México en Estados Unidos, o convencer a Tesla de que viniera a Monterrey. Eso es saber hacer las cosas.
Sobre el evento de este sábado en el Zócalo, ¿cómo toma el mensaje del presidente López Obrador respecto a que no hay espacio para medias tintas?
Creo que lo que él está pensando, y tiene razón, es que quien quiera que sea él o la sucesora, tiene que mantener la congruencia de la propuesta que se ha venido haciendo en la cuarta transformación. Es decir, que no quiera modificarla en sus fundamentos. Bueno, ninguno de nosotros plantearíamos modificarlos. Estaríamos en una línea de continuar o consolidar lo que ya se logró.
Lo entiendo bien porque fue exactamente lo que hicimos cuando lo sucedí en el Gobierno de la Ciudad de México: se consolidó el programa de Adultos Mayores, el Metrobús, se amplió el programa de discapacidades. Entonces no hubo ningún cambio sustantivo en la expansión de los derechos sociales. Lo que sí logramos fue una tasa de inversión creciente, combinando inversión pública y privada.
¿Es potencializar el legado de Andrés Manuel López Obrador a nivel nacional?
Es lo que pienso, es lo que pienso. Es la 4T 2.0. Es lo que vamos a ver en ese concepto que iremos ampliando en las próximas semanas.
¿Cómo toma el simbolismo de que el presidente lo haya sentado el sábado en el templete otra vez junto a Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, en donde por cierto no estuvo Ricardo Monreal?
Le agradezco muchísimo la invitación y que me haya incluido. Ahora estamos en manos de que la gente decida qué es lo que quiere. El presidente tomó una decisión que yo le valoro mucho: siendo uno de los presidentes más poderosos de la historia, lo que está diciendo es “voy a consultar para que la gente opine”. Eso nunca había sucedido, eso hay que reconocérselo en todo lo que vale. Está manejando una línea de explicar a la sociedad qué es lo que él piensa que debe ser la lucha política a partir del 24. Entonces, sí se va a retirar, pero va a quedar la transformación en buenas manos.
Mario Delgado adelantó hace unos días, en Café MILENIO, el cronograma de la contienda. Nos dijo que en junio podría ya haber convocatoria. ¿Le gusta esa fecha?
Pues nos enteramos por el periódico. Y agradezco que lo hayan publicado, pero lo que veo es una descortesía extrema al grado de no ser capaz de hablarle a quienes vamos a participar para ver si estamos de acuerdo primero con las fechas.
Lo que sí es muy importante es ponerse de acuerdo sobre qué tipo de encuesta es. Yo, por ejemplo, pienso que debería ser una sola pregunta por la experiencia que tuvimos en 2011 Andrés y yo.
Estamos a menos de cien días de que se lance la convocatoria. ¿Los ha invitado la dirigencia a platicar, a negociar su confección?
Yo pensaría, casi te diría que es un ejercicio de sentido común político, que los aspirantes y quienes vayamos a participar deberíamos ser convocados, cada quien nombrar su representante y ya estar discutiendo como lo hicimos con Andrés Manuel.
Pero imagino que tiene el celular de Mario Delgado. Le podría mandar un mensaje con esa petición.
Claro. Y en diciembre también le mandamos una carta nuestra.
¿Y qué pasó?
No sé, hay que preguntarle ahora que lo veas.
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