El 2 de octubre de 1968 es recordado por el infame crimen de Estado en la Plaza de las Tres Culturas, en el norte de la Ciudad de México, en aquel lugar, se enmarca la represión de las fuerzas de seguridad del Gobierno Federal en contra de un movimiento estudiantil al que también se unieron obreros, sindicatos y hasta amas de casa.
Aunque el número de muertes derivadas de la llamada “Matanza de Tlatelolco” se desconoce, debido a los esfuerzos de la administración del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz por opacar el hecho, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) estima que fueron más de 300 personas las que perdieron la vida a manos del Ejército mexicano.
¿Cuál fue el origen de la Matanza de Tlatelolco?
El crimen considerado por organismos internacionales como de lesa humanidad, fue motivado por los movimientos sociales que buscaban acabar con los comportamientos represivos del Gobierno de México mediante manifestaciones pacíficas.
Uno de los actores principales de estos movimientos fue el Consejo Nacional de Huelga (CNH), el cual estaba principalmente integrado por estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, de la Escuela Normal Superior, del Colegio de México, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y de otras decenas de escuelas de educación media superior y superior.
El año de 1968 se caracterizó por las detenciones masivas, arbitrarias e ilegales, así como la organización de las fuerzas de seguridad del Estado para desintegrar manifestaciones sociales con métodos de excesiva violencia, lo cual era considerado como una abrupta forma de coartar la libertad de expresión.
Como ejemplo, en julio de ese año, el grupo antimotines de la policía de la Ciudad de México, conocido como Cuerpo de Granaderos, intervino para disolver una riña en el Centro, sin embargo, lo hizo de una forma brutal, golpeando a decenas de estudiantes y testigos.
La policía persiguió a los jóvenes hasta las escuelas donde buscaron refugio, y allí, repitieron la agresión tanto contra alumnos como contra maestros que daban clase en los planteles.
¿Cómo fue la noche en Tlatelolco el 2 de octubre?
Minutos antes de las 6 de la tarde de aquel día, el mitin del mencionado movimiento social estaba a punto de concluir cuando un helicóptero comenzó a sobrevolar la Plaza de las Tres Culturas. Desde él se lanzaron bengalas, señal que activó a los francotiradores del grupo paramilitar llamado “Batallón Olimpia”, para abrir fuego contra los estudiantes, madres, hijos, profesores y obreros presentes.
En medio del caos, la multitud civil trató de escapar corriendo por la Plaza y los alrededores del edificio Chihuahua. Algunos manifestantes lograron refugiarse en los departamentos de los edificios cercanos, pero esto no los protegió del Ejército. Sin ninguna orden judicial, los soldados ingresaron a cada uno de esos departamentos en busca de los jóvenes que se habían escondido.
El número oficial de muertos por la masacre se fijó en 30. En los hospitales, se reportaron 53 heridos graves; sin embargo, se estimó que alrededor de 2 mil personas fueron detenidas en el Campo Militar Número Uno.
A lo largo de los años, gracias a diversos testimonios y a la apertura de archivos sobre aquel movimiento, se han conocido cifras diferentes. En 2006, un informe de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado señaló que no era posible determinar un número exacto, aunque consignó alrededor de 350 muertos.
¿Cuáles fueron las consecuencias del genocidio en la Plaza de las Tres Culturas?
Luego de lo sucedido aquella noche del 2 de octubre de 1968, se reconoce de manera internacional que el Estado Mexicano incurrió en graves violaciones a los derechos humanos de la población, como lo son: derecho a la vida, derecho a la libertad de expresión, derecho a la seguridad jurídica, derecho a la libertad, derecho a la legalidad, derecho a la procuración de justicia de los afectados y sus familias, derecho a la integridad personal y derecho a la protección contra la detención arbitraria.
Tan solo 10 días después de la Matanza de Tlatelolco, el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz inauguró los Juegos Olímpicos en el Estadio Universitario de la UNAM con un escueto discurso.
“Hoy, 12 de octubre de 1968, declaro inaugurados los Juegos Olímpicos de México, que conmemoran la XIX olimpiada de la era moderna”, fueron las escasas palabras pronunciadas por el mandatario.
El 27 de noviembre de 2001, la CNDH emitió una recomendación al gobierno de Vicente Fox para que las instituciones del Estado Mexicano estuvieran orientadas al respeto de los derechos humanos, así como para que se evite por todos los medios que situaciones como la ocurrida en la Plaza de las Tres Culturas se repitiera.
Asimismo, recomendó que en los casos de 1968 en los que se confirmó la desaparición forzada, se evaluara la posibilidad de reparar el daño a los familiares de las víctimas, considerando el lugar donde se pudo ubicar a las personas con vida por última vez. Esto incluiría la provisión de servicios médicos, vivienda, educación y otras prestaciones de carácter social.
En 2018, Jaime Rochín, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), destacó que la CEAV se había reunido con víctimas de la masacre de 1968 y exdirigentes estudiantiles para buscar la reparación del daño y una disculpa pública del Gobierno Federal, y de igual manera, recomendó al Estado Mexicano lo siguiente:
Reconocimiento de que las acciones del gobierno, entonces liderado por Gustavo Díaz Ordaz, causaron impacto y daños tanto a nivel individual como colectivo al señalar a los estudiantes por su ideología.
Implementación de medidas de satisfacción colectiva a través de la Colección M:68, que consiste en la recopilación de numerosos documentos sobre los movimientos sociales de la década de 1960, con el objetivo de facilitar la reconstrucción de los hechos.
Reconocimiento pleno de que las medidas de satisfacción colectiva no condicionan ni extinguen el derecho de las víctimas a acceder a una reparación integral del daño.
Se considera que el principal cambio a raíz de la Matanza de Tlatelolco fue la derogación del artículo 145 del Código Penal Federal, el cual establecía el delito de disolución social, el cual constaba en penas privativas de la libertad por la difusión de ideas políticas entre mexicanos o extranjeros, ya sea de forma escrita, hablada o por otros medios.
Ante este hecho histórico, cada año existen manifestaciones en el país, principalmente en la Ciudad de México, las cuales recuerdan el crimen de Estado al grito de “¡2 de octubre no se olvida!”.
cog