Las fiestas del 5 de mayo y la televisión en español son cada vez más recurrentes en las prisiones norteamericanas. Y es que en los últimos tres años se ha registrado un incremento de mexicanos encarcelados en ese país. Sus delitos: tráfico de drogas duras y delitos migratorios.
Una revisión de MILENIO de los informes de la Comisión de Sentencias de Estados Unidos, una agencia independiente creada por el congreso, revela que el 70.5 de los extranjeros encarcelados en prisiones federales de ese país son mexicanos, lo que representa un gasto de impuestos para los ciudadanos norteamericanos.
Actualmente se encuentran recluidos en prisión 13 mil 480 mexicanos, mayormente en las prisiones de Texas, Arizona y California, una circunstancia que muestra que los delitos se cometieron principalmente en la frontera entre México y Estados Unidos.
Las faltas por las que se encuentran en una prisión de ese país son por casos de migración, tráfico de drogas, fraude, lavado de dinero o portación ilegal de armas de fuego.
Es por esto que el gobierno de Estados Unidos incluso firmó un tratado binacional para ahorrar los “costos innecesarios” que generan los reos mexicanos, que cada día son más. Desde hace tres años empezó a notarse la vigorización de este acuerdo.
Entre 2019 y 2020, la oficina de Protección y Aduanas Fronterizas (ICE, por sus siglas en inglés) informó que había trasladado a 100 mexicanos desde una prisión de Estados Unidos. Al menos 59 de ellos cumplían condenas por delitos relacionados con drogas.
Aunque las cárceles en Estados Unidos tienen menores índices de sobrepoblación, narcotraficantes como Vicente Zambada Niebla, Joaquín El Chapo Guzmán Loera, entre otros, han denunciado lo terrible que es el “confinamiento solitario”.
Destruye capos
Aquel día que se presentó en la Corte lo hizo destruido: había agarrado un tono de piel verde, perdido la cabellera negra y andaba pelado, como si estuviera enfermo.
Atrás quedaron los días de saco, de pantalones deslavados, de botas lustradas. Vicente Zambada Niebla, el hijo del fundador del Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, pedía piedad.
Zambada es el narcotraficante que ha pasado más años tras las rejas sin una sentencia, lo que implicó que estuviera recluido y en confinamiento en una celda diminuta, sin contacto con la población del penal, y es que las autoridades incluso aseguraron que de hacerlo podrían asesinarlo narcotraficantes mexicanos en prisión. Pasó nueve años en el limbo, esperando que Estados Unidos decidiera su destino por haber traficado durante años toneladas de drogas.
Estuvo detenido en un centro de detención de Illinois, en una celda de cuatro por seis metros y, según peticiones que ha interpuesto durante años en la Corte, no se le brindaba ni siquiera ropa para soportar las bajas temperaturas del invierno en Chicago. También tenía prohibido recibir llamadas y ver a su familia, lo que según él “provocó daños psicológicos”.
El propio Zambada denunció que las condiciones a las que fue sometido durante casi una década fueron producto de una venganza de Estados Unidos por revelar públicamente que el día de su detención, en 2010, había pactado con la DEA convertirse en informante a cambio de inmunidad.
Las severas condiciones y lo estricto que opera el sistema carcelario en Estados Unidos incluso ha doblado a narcotraficantes como Joaquín El Chapo Guzmán, quien ha denunciado en repetidas ocasiones que vive en prisión en condiciones “crueles e inhumanas”.
Recluido en la prisión federal de máxima seguridad de Florence, en Colorado, asegura que está confinado, que su falta de inglés no le permiten siquiera comunicarse con los guardias de su celda.
La abogada del narcotraficante, Mariel Colón, dijo a MILENIO que pasa sus días en una celda de dos por tres metros y sólo se le permite tomar el sol dos horas a la semana.
“No lo sacan al aire libre, no lo sacan ni un día, hemos tenido muchos problemas porque no lo atienden médicamente si se enferma. Los pedidos los ignoran. No puede tener ni dos llamadas de 15 minutos al menos, no puede hablar con su pareja. El gobierno alega que lo necesitan tener bajo esas restricciones porque puede pasar algún mensaje”, señaló.
Derechos básicos como el acceso al agua, atender un dolor de muelas, tener una llamada con su pareja, son violados sistemáticamente al interior del penal conocido como “El Alcatraz de las Rocosas”, la prisión de mayor seguridad en el país.
La peor pesadilla
La cantidad de connacionales en prisiones norteamericanas ha tenido un aumento desde hace tres años. Los informes oficiales muestran que, en 2019, el 68.2 por ciento de los extranjeros encarcelados eran mexicanos. Para 2020 se colocó en 69.7 por ciento y en 2021 se elevó a 70.5 por ciento.
El Buró Federal de Prisiones también revela que los hondureños representan el 7.2 por ciento de la población carcelaria de origen extranjero, le siguen los ciudadanos de Guatemala (5.5 por ciento), El Salvador (3.6 por ciento) y República Dominicana (2.7 por ciento).
A finales de 2020, ICE informó que durante 2019 habían sido enviados a México para continuar pugnando su sentencia 41 reos, mientras que en 2020 trasladaron a 59. Aún no están disponibles las cifras de 2021.
“La transferencia de estos reclusos, que completarán sus sentencias por drogas en su país de origen, demuestra la sólida cooperación entre Estados Unidos y México. ICE está llevando a cabo su misión al eliminar a los extranjeros criminales condenados del país y, al mismo tiempo, ahorrar dinero de los contribuyentes al eliminar a estas personas de nuestro sistema penitenciario”, dijeron a través de un comunicado de prensa.
La prisión en Estados Unidos se ha convertido en una verdadera pesadilla para los narcotraficantes. El recién capturado Rafael Caro Quintero tuvo una entrevista con la periodista Anabel Hernández. Durante la conversación dijo que su peor pesadilla era ser llevado a una cárcel de ese país. Hoy espera en Almoloya que se apruebe su extradición.
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