Aún con los retos que les ha impuesto la Ley de Seguridad Nacional a la que se suma la reciente disolución de la Unidad de Investigaciones Sensibles (SIU, por sus siglas en inglés) promovida desde el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, Estados Unidos consideró que puede seguir colaborando con México en materia de lucha contra las drogas.
Así lo explicó la Casa Blanca en su Estrategia Nacional de Control de Drogas 2022, publicada ayer, donde detalló que en los próximos meses espera que ambos países fortalezcan sus tareas de inteligencia antidrogas.
“A pesar de los desafíos derivados de la Ley de Seguridad Nacional de México de 2020, la interagencia aprovechará nuestra asociación con agentes del orden, analistas, químicos, investigadores, fiscales y personal militar mexicanos para identificar y desmantelar de manera segura los laboratorios clandestinos de drogas y llevar a los responsables ante la justicia”, sostuvo la oficina de Política Nacional de Control de Drogas del presidente Joe Biden.
El documento detalla que, en particular, la Casa Blanca buscará trabajar para establecer un programa de erradicación de la amapola entre Estados Unidos y México, una meta de erradicación compartida y una estrategia conjunta para la erradicación impulsada por inteligencia en México.
“México está trabajando para erradicar los campos de amapola de manera más efectiva, destruir los laboratorios clandestinos e interceptar la heroína y otras drogas ilícitas antes de que lleguen a la frontera con Estados Unidos”, se lee en el documento de la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas (ONDCP, por sus siglas en inglés).
La oficina antinarcóticos de la Casa Blanca adelantó que en los próximos meses seguirá utilizando el grupo de trabajo bilateral sobre heroína y fentanilo, conocido como HFWG por sus siglas en inglés, como un medio para coordinar los esfuerzos interinstitucionales de Estados Unidos a través de su embajada en México.
La Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca también advirtió que los laboratorios clandestinos montados por las organizaciones criminales para fabricar drogas sintéticas, en particular, fentanilo y metanfetamina son altamente contaminantes y contribuyen, entre otras cosas, a la deforestación en algunas zonas de México.
“La deforestación deja a las comunidades más vulnerables a la erosión y los deslizamientos de tierra que desplazan a las poblaciones. En México, la contaminación ambiental por el tráfico ilícito de drogas sintéticas está bien documentada; la alta acidez de las aguas residuales de las drogas y los productos químicos agresivos dañan los entornos sensibles”, abundó.
cog