El 20 de febrero de 1943, la meseta Purépecha fue removida por el nacimiento del considerado volcán más joven del plantea; hizo erupción el Paricutín.
Este volcán ahora inactivo, erupcionó por nueve años sepultando casi por completo el ex poblado de San Juan Parangaricutiro en Michoacán, México.
El volcán creció hasta alcanzar los 423 metros de altura, mientras que la lava se extendió alrededor de 10 kilómetros, lo que ocasionó que los pobladores de las zonas aledañas tuvieran que evacuar y dejar atrás su vida de hasta entonces.
Alrededor de este suceso considerado histórico, ya que el nacimiento del Paricutín permitía por primera vez que los científicos explorarán las etapas de surgimiento, desarrollo y crecimiento del cárter, existen diversas historias que contar.
El hombre que vio nacer un volcán
Una de ellas es la de Dionisio Pulido, quien en aquella década de los 40´s era el dueño del predio donde comenzó el nacimiento del volcán michoacano.
Y es que el poblador fue testigo del surgimiento del Paricutín, no solo eso, sino que su testimonio pudo ser recogido para quedar grabado en los pasajes de la historia universal:
“A las cuatro de la tarde, dejé a mi esposa al fuego de la leña, cuando noté que una grieta, que se encontraba en uno de los corrales de mi granja, se había abierto y vi que era una clase de grieta que tenía una profundidad solamente de la mitad de un metro. Me fijé alrededor para encender las brasas otra vez, cuando sentí un trueno, los árboles temblaban y di vuelta para hablar a Paula.
"Fue entonces que vi cómo en el agujero, la tierra se hinchó y se levantó dos o dos y medio metros de alto y una clase de humo o del polvo fino, gris como las cenizas, comenzó a levantarse para arriba en una porción de la grieta que no había visto previamente. Más humo comenzó inmediatamente a levantarse con un chiflido ruidosamente y continuó y había un olor de azufre. Entonces me asusté grandemente e intenté ayudar a la yunta del buey.
"Fue así que atontado sabía apenas qué hacer o qué pensar y no podía encontrar a mi esposa, o a mi hijo, o a mis animales. Al último vino a mis sentidos y recordé al Señor Sagrado de los Milagros. Grité: ‘Señor bendecido de los Milagros, usted me trajo a este mundo’. Entonces miraba en la grieta adonde se levantaba el humo y mi miedo desapareció por primera vez. Me apuré para ver si podía salvar a mi familia, mis compañeros y mis bueyes, pero no podía verlos. Pensé que deben haber llevado los bueyes al rancho para el agua. Vi que no había agua en el rancho y pensé que el agua se había ido debido a la grieta. Me asustaron mucho y monté mi yegua a galope a Paricutín, donde encontré a mi esposa e hijo y amigos que me esperaban. Estaban asustados, porque creyeron que estaba muerto y que nunca me verían otra vez”.
Pese a que en aquella época se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial, la prensa internacional cubrió el hecho, reportando que el volcán había alcanzado 50 metros de altura en 24 horas y 150 metros en una semana.
Erupción sepultó un pueblo... casi entero
Con el peligro que suponía la actividad del Paricutín, muchos de los pobladores se trasladaron a los municipios de Uruapan y Angahuan, a unos 15 y 45 kilómetros de San Juan Parangaricutiro.
No obstante, hubo habitantes que, pese al apremio del momento, decidieron “reubicar” el pueblo en un paraje antes conocido como “La Hacienda de los Conejos” a 30 kilómetros de la localidad original, con lo que nació Nuevo San Juan Parangaricutiro o San Juan Nuevo.
El ex San Juan Parangaricutiro quedó sepultado casi por completo debajo de lava petrificada, salvo por una edificación: el Santuario del Señor de los Milagros.
Del templo, quedan en pie el segundo cuerpo de la fachada principal y la torre del campanario, además de la parte posterior compuesta por tres muros en torno al presbiterio.
Originalmente, el diseño del recinto religioso guardaba inspiración de las basílicas paleocristianas de Roma, con estilo arquitectónico barroco de influencia italiana caracterizado por el uso de elementos clásicos griegos y romanos como columnas dóricas y corintias, arcos de medio punto y frontispicios. Fue construido con piedra de cantera rosada.
El templo funcionó como un santuario que atraía numerosas peregrinaciones que acudían a la veneración de la imagen de un Cristo crucificado conocido como Señor de los Milagros la cual es una histórica escultura realizada en la técnica de pasta de caña de maíz elaborada por purépechas en la época colonial española. La imagen hoy en día se conserva en el nuevo Santuario del Señor de los Milagros que se construyó en el poblado de Nuevo San Juan Parangaricutirimícuaro.
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