Despistada, María Isabel abre la llave de su patio que está sobre una bandeja; después se suelta a reír pues se acuerda que su colonia, como otras 40 en el municipio de Coatzacoalcos, cumplen 4 días sin agua. Esta situación afecta a su familia y a unas 200 mil personas en el sur de Veracruz.
“Pues no habrá de otra más que ir a acarrear agua, Jesús”, le dice a uno de sus hijos que ya comienza a recolectar cubetas, garrafones y hasta bidones; cualquier recipiente con tapa sirve para acarrear agua a su vivienda, en la colonia Esperanza Azcón. El camino es largo.
Desde el pasado viernes 9 de junio, la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento (CMAS) de Coatzacoalcos, que administra el servicio, inició con la reparación de una tubería de 48 pulgadas proveniente del acueducto Yuribia debido a una fuga. Dicha situación también afectó a unos 30 mil pobladores del municipio vecino de Minatitlán.
“Está muy fuerte el calor y no se soporta el calor sin agua, porque en la colonia se necesita agua; no fui a trabajar, lo haré al rato. Primero tenía que acarrear agua para mi hogar”, dice Isabel, mientras camina en medio de una sensación térmica de 40 grados centígrados.
Isabel recorre más de dos kilómetros para llevar agua a su casa diariamente
La CMAS anunció que implementaron un operativo de pipas para tratar de mitigar las afectaciones entre las colonias de Coatzacoalcos.
“Pedimos a la ciudadanía que use de manera racional el agua que llega a sus hogares, para que podamos atender a través de nuestro programa de pipas a las colonias más vulnerables”, expresó en un video la directora del organismo operador, Hildeliza Díaz Calafell.
Sin embargo, con menos de veinte unidades es difícil afrontar la crisis de agua que se ha agudizado en los últimos días. Esto ha hecho que Isabel y sus vecinos no salgan a buscar agua en los aljibes, pozos profundos o brotadores de agua, en otras colonias de la ciudad.
Isabel, de casi cincuenta años, toma su triciclo, un poco desgastado, y se sube con más de seis tambos y bidones con tapa. Ya a bordo de su unidad emprende el camino hasta la Alameda, a más de un kilómetro de distancia. Se ataja de los rayos de sol con una gorra que le dieron en un negocio de pinturas y una camisa de manga larga para cubrirse. Así pedalea hasta llegar.
“De hecho tuve que faltar al trabajo para venir por agua, joven. Ayer le tocó a mi esposo y hoy a mí, no podemos darnos el lujo de faltar más días, por eso aprovechamos y damos los viajes que sean necesarios para traer agua”, señala.
Al día realizan de cuatro a cinco viajes, y el agua se termina, pues hay que lavar ropa, trastes, bañarse, además del agua para el excusado. Por ello, aunque las fuerzas se van por momentos en las piernas y el calor parece vencer a Isabel, ella no se detiene.
En el pozo que le tocó cerca del parque La Alameda, hay una larga fila donde Isabel es la número seis. El orden lo pone una vecina de carácter fuerte quien les indica cuándo pueden llenar sus recipientes.
Después de media hora de espera y charla con las personas, donde el tema es el mismo, la falta de agua, Isabel pasa a llenar sus cubetas y bidones y sale de la fila. Emprende el viaje, pero promete regresar con los recipientes vacíos.
“Ya hay agua para lavar los trastes y la ropa. Sí alcanza, pero hay que venir por más para bañarnos”, grita antes de irse en su triciclo.
Cientos de personas buscan agua por todas partes
En triciclos, carretillas y hasta en sus automóviles, cientos de habitantes se ven en la necesidad de acudir a los pozos profundos, aljibes y hasta las oficinas del organismo operador en busca de agua. La imagen se observa tanto en el centro de la ciudad como en las zonas bajas.
Cubetas, garrafones, tambos y hasta botes de suavizantes, no importa en dónde, pero hay que llevar el líquido a las viviendas.
“Las necesidades como lavar los trastes nos obligan y el agua que llenamos aquí no se da abasto, por eso realizamos como cuatro o cinco viajes, ahorita no ha llegado la pipa. Ayer eché como seis viajes, no pude más porque estaba llena la fila y hoy es el primero”, dice don José Luis, otro de los afectados.
Aunque no es la primera vez que la ciudad se queda sin agua en las últimas semanas, el problema se agudiza, debido a que menos del cincuenta por ciento de los afectados no cuenta con tinacos para almacenar agua y las pipas del organismo operador son insuficientes.
“No pues imagínese acarreando, hoy falté a la chamba porque tuve que acarrear agua, sino no podría”, reclama Arturo de la colonia Miguel Hidalgo.
La Comisión del Agua informó que antes del viernes concluirán con los trabajos de reparación, y el agua regresará a los hogares. Mientras que las altas temperaturas prevalecen en el sur de Veracruz.
“Ojalá que Dios toque las manos de los que están componiendo la tubería para que se pueda suministrar el agua lo más que se pueda”, finaliza Isabel con el rostro cubierto de sudor, antes de regresar a casa en su triciclo.
ERV