Narcotraficantes que coordinaron toneladas de envío de droga desde Centroamérica y México hacía Estados Unidos durante décadas, y que así hicieron grandes fortunas entre las que destacan armas de oro, obras de arte, animales pura sangre, fincas… Y ahora dicen no tener más dólares en sus bolsillos.
Expedientes judiciales obtenidos por MILENIO revelan que los narcos que se dicen pobres son Carlos Montemayor El Charro, suegro del narcotraficante Édgar Valdez Villarreal; Benjamín y Eduardo Arellano Félix, del cártel de Tijuana; Juan Gerardo El Huevo Treviño Chávez, cabecilla de Los Zetas, y Joaquín El Chapo Guzmán, capo de la mafia de Sinaloa.
De la opulencia, de la ropa vistosa, de los vehículos de lujo, de las casas con estilos griegos e incrustaciones de mármol, han pasado a vestir el jumper naranja, en una diminuta celda en penales de máxima seguridad y a utilizar abogados de oficio o en algunos casos litigantes inexpertos.
Aunque los fiscales de Estados Unidos han asegurado que estos narcotraficantes hicieron fortunas derivado del tráfico de drogas, el secuestro, la extorsión y el lavado de dinero, y mientras vivieron en México mantuvieron ostentosos privilegios, cuando pisaron una corte federal aseguraron ante los jueces ya no tener dólares en los bolsillos.
Viejos capos
El Rancho Los Tres García, ubicado en Naucalpan en el Estado de México, era enorme: 21 mil metros cuadrados. Una finca que mide lo mismo que el Zócalo de la Ciudad de México. En su interior había un lienzo charro con especificaciones para competencias internacionales. El lugar está valuado en más de 32 millones de pesos.
Paredes de piedra volcánica, mármoles costosos, réplicas de pinturas de Miguel Ángel y, en su época de gloria, hasta caballos purasangre que se aglomeraban a ver más de 500 personas en el lienzo que más bien parecía un coliseo.
Todo esto era propiedad de Carlos Montemayor, conocido como “El Charro” por su pasión por la charrería y los eventos internacionales que llegó a organizar como empresario y como negocio fachada para tapar su verdadera profesión: el narcotráfico.
Montemayor y su yerno Édgar Valdez Villareal, La Barbie, eran tan ricos que pagaban a los colombianos hasta 8 mil 200 dólares por kilo de cocaína. Llegaron a traficar a Estados Unidos hasta 14 toneladas de cocaína por entrega, dice su expediente en Estados Unidos.
Andaban con AK-47, equipos de visión nocturna, uniforme antibalas y hasta granadas impulsadas por cohetes. Tenían lanchas y submarinos que traían drogas desde Centroamérica y Sudamérica hasta Guerrero. Hasta que cayó.
El Charro Montemayor fue extraditado y sentenciado en 2019. Apenas el año pasado en un documento interpuesto en la corte de Georgia aseguró no ser rico como su yerno y que el gobierno se equivocó en su caso.
Y es que además de la sentencia de 40 años en prisión se le ordenó un decomiso de 192 millones de dólares, lo mismo que a su yerno, también sentenciado por delincuencia organizada.
“Montemayor también sostiene que el tribunal de distrito se equivocó cuando le ordenó perder el mismo 192 millones que el acusado principal en este caso, Édgar Valdez-Villarreal, quien admitió (las ganancias) derivadas de los delitos y previamente ordenado en un decomiso”, dice un documento de la corte al que MILENIO tuvo acceso.
Hasta octubre de este año interpuso una última petición que sigue en curso y que intenta reponer el proceso porque asegura no tuvo un buen abogado.
Otro viejo capo que tras un largo litigio en México y posteriormente en Estados Unidos fue el líder del cártel de Tijuana, Benjamín Arellano Félix, quien fue extraditado en 2011 a la Corte del Distrito Sur de California. En el año 2011 decidió conservar al abogado de oficio que se le otorgó, Douglas Brown.
Lo mismo hizo su hermano Eduardo Arellano Félix en 2012, quien mantuvo al litigante del estado, Bryan Funk, quien llevó todo el proceso judicial hasta que fue sentenciado a pasar 15 años en prisión.
El más rico del mundo
La revista azul sobrio, azul empresario y la portada fue replicada por titulares de todo el mundo: por primera vez un narcotraficante mexicano aparecía en la lista de los hombres más ricos del mundo: Joaquín El Chapo Guzmán, en ese entonces el fugado líder del cártel de Sinaloa.
Su fortuna fue valuada por la revista Forbes en mil millones de dólares, estimación aproximada y derivada de lo que las autoridades norteamericanas habían calculado de sus envíos de droga a Estados Unidos. Y en los años siguientes fue incrementando su riqueza. Después y con su captura se evidenciaría que era propietario de lujosas casas, animales exóticos, entre otros.
Fue extraditado a Estados Unidos en el año 2017 y acusado en una corte en Nueva York de lavado de dinero, narcotráfico, crimen organizado, entre otros. Su captura y juicio sólo evidenciaron los lujos de los que gozaba: durante el llamado “Juicio del Siglo” se exhibió la famosa pistola Colt con incrustaciones de oro y diamantes con sus iniciales, la cual ahora está en el museo de la DEA.
Sin embargo, desde que llegó a Estados Unidos, tanto Joaquín Guzmán como su esposa aseguraron no tener ese dinero. De hecho, Joaquín El Chapo Guzmán contrató a través de otro litigante a su abogada Mariel Colón, quien encontró el caso de Guzmán en una página de clasificados mayormente enfocada en la venta de autos usados.
En entrevista con medios estadunidenses, su pareja Emma Coronel aseguró que El Chapo era un hombre austero y que jamás tuvo esa fortuna que se hizo creer. También aseguró que vivía de las tierras que eran de su padre y que trabajaba hasta el día de su captura.
Hoy Guzmán mantiene a su abogada Mariel Colón, quien admite con orgullo que ese fue su primer caso, y el segundo el de su pareja Emma Coronel. El Chapo actualmente vive recluido en una celda sin ver la luz del Sol y llevará en los próximos días su caso a la Suprema Corte de Justicia porque alega que prácticamente vive una tortura en prisión.
La bancarrota
El caso más reciente y donde no lo dejó entrever sino que lo declaró directamente en cuanto llegó a una corte federal en Estados Unidos, fue Gerardo Treviño El Huevo, heredero de una escisión del cártel de Los Zetas y pariente de su fundador Miguel Angel Treviño El Z-40.
Según el gobierno mexicano este hombre era el líder del cártel del Noroeste y de su brazo armado, Las Tropas del Infierno, organizaciones que han desatado una ola criminal en el norte de México pero que también han traficado toneladas de drogas a Estados Unidos.
Documentos radicados en una corte de California y que hoy han sido trasladados a Texas, revelan que el hombre que fue extraditado apenas el pasado 15 de marzo por el gobierno federal y que fue acusado por cargos relacionados con tráfico de drogas, aseguró que no contaba con dinero en efectivo, no tenía cuentas bancarias, vehículos, objetos valiosos… y que, en fin, no tenía nada.
MILENIO publicó recientemente que era padre de tres hijos, dos niños y un adolescente, lo que disparaba sus gastos hasta unos 14 mil pesos mensuales entre renta, comida y escuela. El sanguinario líder de Los Zetas apenas llegó a Estados Unidos se declaró en bancarrota.
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