Los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación han operado para robustecer poderosamente la producción de cocaína en Colombia durante los últimos cinco años, según detectó la Fiscalía del país sudamericano.
Las pesquisas indican que las organizaciones criminales enviaron ingenieros agrónomos mexicanos para mejorar la tecnificación de los cultivos de hoja de coca –materia prima del clorhidrato de cocaína– y así incrementar la productividad de la planta para producir, con menos sembradíos, más alcaloide.
La Fundación Paz y Reconciliación de Colombia documentó que de 2018 a la fecha se capturó a 80 mexicanos por lavado de activos y tráfico, fabricación o posesión de estupefacientes.
La mayoría de los arrestos contra integrantes de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación ocurrieron en Palmira, Buenaventura o Tumaco, zonas que concentran sembradíos de hoja de coca.
De enero a julio de 2022 la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional, conocida como DIJIN, registró la captura por narcotráfico de 23 mexicanos en la capital Bogotá y en las ciudades de Cali, Medellín y Cartagena. Ya hay pedidos en extradición contra algunos de ellos.
Captura de los delincuentes más buscados
En abril del año pasado, las autoridades colombianas capturaron en Cali, en el suroeste del país andino, a Brian Donaciano Olguín Verdugo, alias Pitt, considerado como el enlace más importante del cártel de Sinaloa y quien trabajó con Joaquín El Chapo Guzmán, narcotraficante condenado hoy a cadena perpetua en una cárcel de Estados Unidos y cuyo hijo Ovidio El Ratón Guzmán, ya también tiene solicitud de extradición por la justicia estadunidense.
Otras detenciones importantes de capos mexicanos ocurridas en Colombia y anunciadas el 29 de marzo de este año, fueron las de Carlos Omar Félix y Silvano Francisco Mariano, operadores del Cártel de Sinaloa.
Como parte de la Operación Trasnacional San Martín, fueron interceptados cuando viajaban en un avión procedente de México, acción relevante debido a que ambos se encuentran en la lista de los 30 criminales más buscados de la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA.
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“Los capturados se encontrarían en nuestro país con el objetivo de realizar coordinaciones y acuerdos con organizaciones narcotraficantes colombianas, con el fin de realizar el envío de fentanilo (un opioide sintético) hacia Estados Unidos. Estas personas son requeridas por la Corte Distrital del Sur de Nueva York”, declaró el ministro de Defensa de Colombia, Iván Velázquez Gómez.
En los pasillos del Ministerio de Defensa y de la Policía Nacional de Colombia es vox populi que el Cártel de Sinaloa se ha unido con la organización criminal de origen venezolano Tren de Aragua, que tiene presencia en varios países de Latinoamérica.
Power mexicano y outsourcing colombiano
Óscar Naranjo Trujillo, ex director de la Policía Nacional y ex vicepresidente de Colombia, asegura que desde hace más de una década las alianzas evolucionaron y las jerarquías entre delincuentes mexicanos y colombianos se fueron invirtiendo.
“Empieza un empoderamiento de las organizaciones mexicanas, que comienzan a aparecer como socias mayoritarias de la producción de cocaína. Ahí se da una división funcional de la operación mafiosa: cultivadores y procesadores en laboratorios a gran escala colombianos, pero supervisados por mexicanos para asegurar el envío y abastecimiento de la droga”, expone Naranjo.
Francisco Daza, de la Fundación Paz y Reconciliación, resume de esta manera el actual modus operandi de los mexicanos en el país sudamericano: “Su presencia en Colombia está más vinculada a un tipo de outsourcing criminal con grupos armados en el país”.
Otra fuente consultada por este diario que prefiere no revelar su nombre interpreta que “los cárteles mexicanos trabajan con delegados que tienen más perfil empresarial que militar porque, al final del día, lo que les interesa es que el abasto fluya”.
Rutas en el país cafetero… y cocalero
Los mexicanos no solamente compran, trafican y venden cocaína cuyo mercado principal es Estados Unidos. Su presencia se ha vuelto aún más activa, pues buscan tener control desde la producción del alcaloide hasta su embarque y posterior distribución.
Los emisarios mexicanos supervisan los laboratorios de cristalización del clorhidrato de cocaína para obtener mayor pureza y mejor control de calidad. Tan es así que “yo diría que los mexicanos hoy manejan alrededor del 70 por ciento de las exportaciones de cocaína en Colombia”, dijo una fuente versada en el tema que prefirió el anonimato.
La mayoría de cargamentos de droga sale por vía marítima en lanchas rápidas y semisumergibles por el océano Pacífico. Utilizan principalmente los puertos de Buenaventura, el más importante de Colombia, y Urabá, en la Costa Caribe, donde también se ubican los puertos de Cartagena y Santa Marta, puntos de partida para mover la droga a través de contenedores.
Por aire, los cargamentos se envían en avionetas desde distintos puntos de la geografía colombiana, hacen escala en Centroamérica y llegan hasta la frontera mexicana. Desde La Guajira, la zona más septentrional de Sudamérica, las rutas de droga pasan vía marítima por los puertos y vía terrestre por la frontera con Venezuela, para desde allí partir en vuelos clandestinos hasta las islas del Caribe y México.
Precisamente en julio de 2022 la policía colombiana desarticuló una red de narcotráfico entre el cártel de Sinaloa y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que operaba en La Guajira, alianza que realizaba envíos de cocaína a bordo de lanchas rápidas cuyo destino era Puerto Rico y República Dominicana.
En febrero del año pasado, la Armada del país sudamericano interceptó un semisumergible en la costa nariñense –también en el Pacífico– que transportaba cuatro toneladas de cocaína, la incautación más grande en los últimos dos años.
Otra modalidad de los narcos para sacar la droga es esconderla en ambulancias de hospitales, informa Francisco Daza, de la Fundación Paz y Reconciliación.
Una investigación de esta fundación concluyó que “la presencia de cárteles mexicanos en Colombia coincide con los lugares de mayor intensidad de cultivos de coca o con corredores estratégicos para el narcotráfico: Costa Pacífica nariñense, Catatumbo, Bajo Cauca antioqueño, Norte del Cauca y Magdalena”. Tanto en ciudades como Cali y Medellín como en el Pacífico nariñense hay emisarios mexicanos que para hacer más fácil su operación incluso han comprado propiedades.
La estatal Defensoría del Pueblo en Colombia ha emitido una veintena de alertas tempranas a la población sobre la presencia de los cárteles mexicanos en distintas zonas del país.
Mientras tanto en México…
De acuerdo con la solicitud de información folio 33002642000437, obtenida en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, las fuerzas castrenses mexicanas incautaron en los primeros tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador 22 mil 591 kilos de cocaína, los cuales se pusieron a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR).
En dicho documento se consigna que el periodo comprendido de dichos aseguramientos es del 1 de diciembre del 2018 al primero de enero del 2022, es decir, durante la primera mitad de este sexenio.
En dicha solicitud de información el Ejército mexicano consigna que, como parte de la lucha contra el tráfico de drogas, el enervante que más ha decomisado y entregado a la FGR sigue siendo la mariguana. Los decomisos de esta planta, en tres años de gobierno, suman ya más de 428 mil kilos.
En cuanto a la cocaína, el último gran golpe que se le dio a una organización criminal ocurrió en la Ciudad de México, el martes 26 de julio del 2022, cuando la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la propia Sedena decomisaron mil 680 kilogramos de cocaína ocultos en dos tractocamiones. Esta droga presuntamente sería llevada al barrio bravo de Tepito, en el centro de la capital.
De forma peculiar, y en las excentricidades del crimen organizado, cada paquete venía marcado con dos insignias: Prada, en alusión a la marca de alta costura, y Tesla, la armadora de autos eléctricos que acaba de anunciar una nueva megaplanta en Nuevo León.
En conferencia de prensa, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad de la Ciudad de México, expuso que la ruta que siguió la droga para llegar a la capital del país, de acuerdo con el Centro Nacional de Inteligencia y la Secretaría de Marina, fue que el enervante salió del Pacífico colombiano —probablemente desde Chocó o Buenaventura— y llegó a Puerto Escondido, Oaxaca, en el sureste mexicano; desde ahí, a bordo de dos tráileres una parte del cargamento llegó a la Ciudad de México y otra se envió a la costa oeste de Estados Unidos, cerca de Los Ángeles, California.
Hoy la cocaína vuelve a ser parte de la agenda pública internacional y es motivo de disputa política entre México y Estados Unidos porque ese alcaloide está siendo mezclada con un opioide que puede ser mortal, el fentanilo.
En el bajo mundo es muy conocido que narcomenudistas, dealers y graperos suelen rebajar un kilo de coca con otros químicos —como el fentanilo— hasta convertirlo en cuatro kilos y así incrementar sus ganancias; el gran problema de salud es que la mezcla de esas dos sustancias causa mayor adicción, daños al cerebro y en muchos casos de sobredosis, la muerte.
Con cocaína en estado puro tales riesgos son menores, aunque nunca es inocua. Un gramo del alcaloide alcanza para desarrollar hasta quince líneas de aspiración y hay adictos que, en un fin de semana, suelen consumir unos tres gramos.
La Marina Armada también entra
En el caso de México, de acuerdo con la solicitud de información número 330026622001519, la Marina Armada de México ha logrado aseguramientos de aeronaves procedentes de Sudamérica, principalmente en los estados de Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca y Campeche.
Pero la mayoría de estas aeronaves, al ser requisadas, se reportan como vacías.
Una excepción a esa regla se dio el 27 de enero del 2020, cuando en el municipio de Othón P. Blanco, Quintana Roo, fueron asegurados más de 744 kilogramos de cocaína en el interior de una aeronave. La Marina no especificó qué tipo de aeronave era ni cuál era su procedencia.
La secretaría informa haber decomisado 12 mil kilos de cocaína en 92 embarcaciones y dos naves semisumergibles. En los primeros tres años del gobierno de López Obrador en dichos operativos han sido detenidas 289 personas, que fueron entregadas a la Fiscalía federal.
Además, en la solicitud de información 330026622000246, la Marina consigna que la Unidad de Inteligencia Naval decomisó en operaciones a mar abierto y en recintos portuarios, siete armas; 12 mil 407 kilos de cocaína; 24 mil kilos de mariguana; un millón 139 mil dosis de metanfetaminas; 2 mil 137 kilogramos de cristal y 458 kilogramos de fentanilo, además de 92 kilogramos de precursores químicos y ocho kilogramos de heroína.
Ayahuasca en el aeropuerto
También la Marina, en coordinación con el Servicio de Administración Tributaría, ha incautado pequeñas dosis de cocaína líquida y de ayahuasca –un conocido té psicoactivo– de viajeros que llegan o salen del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Este dato cobra relevancia debido a que, en el reciente juicio en Estados Unidos contra Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública en tiempos del presidente Felipe Calderón, fue señalado como culpable de facilitar, a cambio de sobornos, que el Cártel de Sinaloa pudiera operar desde el AICM.
Lo que hoy consigna la Marina a través del documento firmado por el contralmirante Alberto Mortera Liñán, es que en el aeropuerto apenas se han asegurado 6.3 kilogramos de cocaína líquida; 2.6 kilogramos de metanfetaminas y 1.73 kilogramos del extracto psicotrópico ayahuasca.
En el tema de aeropuertos y también a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, la Unidad de la Policía Naval asegura que se destruyó una pista aérea clandestina, aunque no especifica su ubicación.
En general, el balance de la Secretaría de Marina es que, en cuanto al número de detenidos y puestos a disposición del fuero común y fuero federal, ha “intervenido” a 3 mil 384 personas, de las cuales 92 son de origen extranjero, pero de esas sólo 975 fueron puestas a disposición del ministerio público federal por portación de armas de fuego.
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