A sus 14 años, Rosario ha vivido todas las desgracias que una niña de su edad no debería sufrir; vivía hace dos años en un chiquero entre animales muertos, es pepenadora de basura desde que tiene uso de memoria y, cuando quiso salir adelante y dedicarse a un trabajo digno, acudió a su prima, quien la vendió por un marrano, un guajolote y 500 pesos a un joven de 19 años que la violaba y golpeaba todos los días "me hacía daño, me violaba, me hacía bien feo, me golpeaba" describió.
"Chayito", es una adolescente que jamás ha asistido a la escuela, en consecuencia no sabe leer, ni escribir, tampoco sumar o restar, y todo lo que ha conocido su vida es salir a las calles todas las madrugadas a pepenar basura para poder comer; ella junto a su abuelita y su hermanita Ana Gabriela de 8 años, deben obtener pet y cartón para venderlo a 4 pesos el kilo y así sobrevivir a "esta vida que nos tocó" narró a MILENIO.
Su rutina parece fácil y sencilla, pero está llena de peligros, pues deben meter la mano a cada bolsa de basura, entre animales muertos o ratones y cucarachas que salen del desperdicio de la ciudad; también se han picado la piel con jeringas, o simplemente han tocado pañales, condones y papel de baño, todo sin guantes "a mano limpia".
La dieta de toda la familia se basa en arroz, frijoles y en ocasiones huevo, porque comer carne es un lujo que sólo se pueden dar una vez al mes cuando su abuela compra 20 pesos de bisteck que debe alcanzar para las tres mujeres de la casa, ya que el abuelo murió recientemente y se quedaron solas.
Hasta hace unos meses, ellas vivían en un "chiquero", al lado del rastro de Tuxtepec, Oaxaca, entre la piel de animales muertos y la sangre de vacas y cochinos que sacrificaban todos los días, relató "Chayito", quién no podía dormir bien por el ruido que hacían los animales antes de que los sacrificaran "esa vida era muy fea, apestaba, no podíamos comer por lo apestoso que estaba" puntualizó.
Su abuelita contó a MILENIO que las adoptó desde pequeñas, toda vez que su madre fue asesinada a golpes por su padre, quién las abandonó y jamás se hizo cargo de ellas.
"Las niñas se quedaron huérfanas, yo las crié, la mamá trajo golpes cuando vino a visitarme, yo nunca pensé que justo iba a morir cuando llegó, todavía la llevé al hospital, pero ya no se pudo y murió", dijo Doña Paulina; por cierto, ninguna de las 3 sabe leer, ni escribir, tampoco sumar o restar, así que no saben hacer cuentas de cuánto reciben de ingresos por semana
En su hogar, jamás se ha puesto un árbol de navidad, ellas no saben cuándo cumplen años porque nunca han festejado uno, en consecuencia no reciben regalos; de celular, pelotas, muñecas o ir a la estética mejor ni hablamos, porque ambas nacieron relegadas de la sociedad, en un mundo sin oportunidades, con escasas esperanzas de salir de su condición de pobreza extrema.
Con esa esperanza, Chayito abandonó Tuxtepec y acudió a una de sus primas en el municipio de San Felipe Jalapa de Díaz, quien le prometió que si se iba con ella le conseguiría un trabajo.
Vivió con ella de manera "normal" por dos o tres semanas, después, simplemente le dijo que se tenía que ir con un hombre, que ahí le iban a dar de comer mejor, que podría tener una mejor casa.
Al llegar, Luis, de 19 años, la recibió en su casa, donde durante un año solo recibió golpes y ante su insistencia de querer regresar a su casa él se negó asegurándole que era su dueño.
"Luego de que me golpeara, y me violaba, yo le dije que me quería regresar con mi hermana y mi abuela, pero él me decía que no podía escapar porque había pagado por mí…al reclamarle, le pregunté que cuánto había pagado por mí y me respondió que dio un cochino, un guajolote y 500 pesos”.
Las golpizas eran frecuentes
“Me jalaba de mi cabello, hasta una vez que me empujó al baño y me pegué aquí (frente) y me salió mucha sangre (...) Me decía yo soy tu dueño (...) Pues yo te compré y ya no te vas a ir con tu familia", amenazaba su captor.
Tras casi un año de estar "desaparecida", Rosario contó que se escapó de su captor, pues, Luis se drogaba y durante el día no llegaba a su casa y meses antes, vecinos que veían su condición, le regalaban monedas para que se comprara algo de comer, ellas las guardó y un día que su violador no llegó, ella regresó a Tuxtepec con su abuela y su hermana, a la vida de siempre, recoger basura.
Hace unos días, de la pepena juntó dinero como pudo y acudió a un doctor, tras creer que estaba embarazada, pero resultó que era un quiste que debe tratarse, sin embargo, no tiene más dinero para medicinas, ya que la salud en su vida, no es una prioridad, sino un lujo, máxime que no está afiliada a ninguna institución pública.
Actualmente las tres rentan un cuarto por mil 200 pesos, pero están a punto de "correrlas", porque los vecinos dicen que no soportan vivir entre la basura que ellas recogen a diario, así que ahora, además de la pepena están en busca de un lugar donde pasar la noche.
cog