El obispo emérito de Chilapa-Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, informó que no presentará denuncias en contra de las personas que lo habrían privado de la libertad a finales del mes de abril en el municipio de Cuernavaca, Morelos.
A través de un comunicado, el religioso, conocido por tratar de mediar entre grupos delincuenciales en Guerrero, indicó que su decisión era resultado de meditación y consulta con sus seres queridos, pues su salud actualmente no es favorable.
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Por ello, Rangel Mendoza destacó que, siguiendo los principios de la religión que profesa, decidió perdonar a las personas que le hicieron daño y causaron que fuera hospitalizado tras haber sido drogado con cocaína y fármacos relajantes.
“En razón de que lamentablemente mi vida, edad y mi salud están en condiciones desfavorables, siguiendo los principios evangélicos de nuestro señor Jesucristo, que perdonó a las personas que lo traicionaron, lo vendieron, lo juzgaron, lo torturaron y lo asesinaron, con todo mi corazón perdono a todas las personas que me han hecho daño”.
El religioso externó su perdón a los medios de comunicación y personas que lo revictimizaron desde que su desaparición se hizo conocida y, después, cuando se dio a conocer que el obispo permaneció en un hotel, al que entró por su propio pie acompañado de otra persona.
“(Perdono) a aquellos que me han revictimizado producto de la desinformación (...) pido a los medios de comunicación me comprendan y respeten mi decisión encaminada al bien de mi seguridad e integridad física y moral”, comentó.
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Finalmente, el obispo agradeció a todas las autoridades que ayudaron en la investigación de su desaparición, especialmente a su abogado, el maestro Luis Gasca. Además, mostró su aprecio a todas aquellas personas que oraron por él, su vida y recuperación.
¿Qué le pasó al obispo Salvador Rangel Mendoza?
El sábado 27 de abril, el obispo Salvador Rangel Mendoza fue reportado como desaparecido, luego de que salió de su casa un día antes, viernes 26, pero no regresó. El domingo 28 de abril llegó, en calidad de desconocido, al hospital de Cuernavaca José G. Parres.
El lunes 29 de abril, el hombre fue reconocido como el obispo, que fue trasladado a un hospital privado por las complicaciones que mostraba en su salud.
Ese mismo día, el fiscal de Morelos, Uriel Carmona, indicó que el obispo había sido víctima de un secuestro exprés, ya que, mientras estuvo desaparecido, fueron extraídas grandes cantidades de dinero de sus tarjetas.
El fiscal de Morelos también detalló que en el cuerpo del religioso fueron encontrados restos de cocaína y Benzodiazepina (fármaco sedante).
No obstante, el comisionado de Seguridad del estado, José Ortiz Guarneros, desestimó la versión de la Fiscalía, al asegurar que el obispo entró por su propio pie al hotel en compañía de otra persona.
KT