En abril del 2018, un jurado reunido en el distrito de Columbia, en Washington, aceptó una acusación en contra del recién capturado Ovidio Guzmán López, también conocido como “El Ratón” y su hermano Joaquín “El Güero” Guzmán por un solo cargo de conspirar para distribuir más de 5 kilogramos de cocaína, 500 gramos de metanfetamina y una tonelada kilogramos de marihuana.
Hasta antes de esta captura, el Departamento de Estado de ofrecía una recompensa de hasta cinco millones de dólares por información que llevara a su captura.
Para el gobierno estadounidense que tiene una petición de extradición sobre los hijos de Joaquín “El Chapo Guzmán, Ovidio “es un miembro de alto rango del Cártel de Sinaloa” y junto a su hermano Joaquín #desempeñan funciones de mando y control de alto nivel en su propia organización de tráfico de drogas, la Organización Criminal Transnacional Guzmán-López, bajo el paraguas del Cartel de Sinaloa”.
Aseguran que los hermanos Guzmán López iniciaron su carrera criminal “temprano al heredar las relaciones de su hermano fallecido, Edgar Guzmán López”. Dicen que Ovidio y Joaquín heredaron asimismo “gran parte de las ganancias de los narcóticos y comenzaron a invertir grandes cantidades de efectivo en la compra de marihuana en México y cocaína en Colombia”.
Los señalan igualmente de improvisar al “comprar grandes cantidades de efedrina” directa de Argentina para comenzar a “experimentar con la producción de metanfetamina”.
Dicen las investigaciones de fiscales estadounidenses que “los hermanos Guzmán López supervisan actualmente cerca de once laboratorios de metanfetamina en el estado de Sinaloa que producen un estimado de 3 mil a 5 mil libras por mes”.
Aseguran que este producto tiene una alta cotización entre otros sinaloenses y “distribuidores con sede en Estados Unidos y Canadá”. Dicen además contar con pruebas de que Ovidio Guzmán López “ha ordenado el asesinato de informantes, un narcotraficante y un popular cantante mexicano que se había negado a cantar en su boda”.