Pinos naturales para Navidad; ¿en dónde comprarlos en Tlaxcala?

La comunidad de Acopinalco del Peñón en Tlaxco, Tlaxcala, es el lugar para ir a comprar pinos naturales para Navidad.

Pinos naturales de Navidad | Melanie Torres
Puebla, Puebla /

Los pinos naturales son los elementos que le dan belleza a la Navidad, una de las temporadas del año más esperadas por las familias, ya que representa la unión, el amor, la paz y la solidaridad. En Tlaxcala, existe un rincón para cortar estos ejemplares que serán adornados con esferas y otros artículos de diciembre.  

Según dicta la tradición cristiana, el árbol de Navidad representa el paraíso y es un recordatorio de que Jesús llegó a la Tierra para buscar la reconciliación.

Tradicionalmente se les identifica de forma triangular, pues simboliza la Santísima Trinidad. Las esferas representan los dones que Dios otorgó a los hombres, las luces sería la luz de Cristo y la estrella, la fe que guía la fe.

Hay dos tipos de árboles navideños: artificiales y naturales. Los primeros se hicieron populares por su bajo costo y porque pueden ser utilizados durante varios años, pero una vez que se desechan se vuelven en un foco de contaminación, porque se elaboran con materiales que no son reciclables.

En el caso de los segundos, éstos han ganado terreno en los últimos años porque mantienen la esencia de las primeras navidades, además de que son un adorno importante no solo por su aspecto decorativo, sino por el aroma característico que desprenden.

¿En dónde comprar pinos de Navidad en Tlaxcala?

Uno de los proyectos que más ha llamado la atención por el manejo de especies de pino, como el oyamel o el pseudotsuga, es el de la familia Espino Guarneros, ya que ofrece diversas variedades de árboles para que poblanos y turistas pasen una Navidad diferente, no solo por la compra de un ejemplar, sino también porque es una experiencia para acercarse a la naturaleza y alejarse de los entornos urbanos.

Ellos contaron a MILENIO Puebla que están identificados con la comunidad de Acopinalco del Peñón, en el municipio de Tlaxco, en Tlaxcala, pero el invernadero donde están los ejemplares se encuentra en territorio de Puebla, por lo que la Comisión Nacional Forestal, en convenio con autoridades de ambos estados, otorgó los permisos necesarios para el proyecto de la familia.

"Esto surge en el año 2005, el 18 de septiembre, ahí fue cuando plantamos el primer arbolito, esto se da por la experiencia que tuvimos alguna vez en la Unión Americana", contó Ricardo Espino, fundador y socio del proyecto que en 2011 obtuvo su primera cosecha, tal y como lo deseó don Pedro Espino Carrasco, su padre.


La empresa es completamente familiar y ha servido no solo para mejorar sus ingresos y los de la región, sino también para preservar las especies de flora y fauna que habitan en los bosques de alrededor, las cuales se ven amenazadas por los incendios forestales, la contaminación industrial y la tala clandestina.

"La gente se queda con la idea del por qué cortar un árbol natural, como si le estuvieran haciendo daño al ecosistema, pero queremos decirle a la gente que puede hacerlo porque inhibe la tala clandestina, ayudamos a la filtración del dióxido de carbono, es algo que es legal, lo trabajamos y no contaminamos".

Ricardo señaló que su proyecto abarca dos hectáreas, en las que la gente tendrá la oportunidad de elegir el árbol de su preferencia y cortarlo para llevarlo a casa, sin que esto altere la biodiversidad, ya que se prioriza la reforestación.

"Aquí cortamos un árbol y tenemos que plantar otro, hacerlo crecer, cuidarlo para que no haya vacíos y se mantenga el área llena, no es que lo cortemos y se pierda el área, siempre tratamos de preservar".

Espino indicó que un árbol navideño natural supera los 400 pesos y su costo ascenderá según diversos factores como la altura, la circunferencia, la verdosidad y la especie, pero en su caso garantizó que todos son "frescos".

"Es árbol especial para la temporada decembrina, su crecimiento dura seis años desde que se planta hasta que es comercializado, alcanza entre el 1.80 hasta los 2 metros, dura un mes el periodo en que se mantiene verde. Lo ideal es tenerlo dentro de casa porque deja un olor muy bonito a bosque que no te ofrece un árbol artificial".

Caminar entre pinos naturales: una experiencia turística 

El invernadero de la familia Espino Guarneros no se limita a la venta de los árboles navideños, sino también ofrece una experiencia completa que alcanza hasta los 800 pesos en conjunto, ya que se puede aprovechar el espacio para hacer caminatas al aire libre, picnics en asaderos, renta de cabañas o actividades extremas como tirolesa o paseo en cuatrimotos.

"Que la gente venga y se acerque, va a encontrar dos cosas bonitas, una de ellas es que va a tener contacto directo con la naturaleza para darse un paseo en el área de plantación y cortarlo, sacarse fotos con su árbol. Ellos si gustan lo pueden hacer con un serrucho o nosotros con una máquina".

Ricardo Espino destacó que la pandemia de coronavirus trajo mejores ventas para el invernadero de su familia, ya que turistas de Tlaxcala, Puebla, Hidalgo, Veracruz y la Ciudad de México se acercaron para adquirir ejemplares de pino y convivir lejos de las urbes, donde se impusieron medidas sanitarias y la mayoría de las actividades recreativas fueron canceladas hasta nuevo aviso.

Él indicó que por ahora no tiene coordinación con dependencias federales como la Conafor o la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), pero le gustaría acercarse a las autoridades no solo para impulsar la economía de la región mediante la venta de árboles navideños, sino también para cuidar el entorno y reforzar la preservación de especies naturales.


¿De dónde viene la tradición del árbol de Navidad?

La tradición del árbol navideño procede de Alemania y durante varios siglos se extendió por los reinos de Europa, cuyas embarcaciones lo trajeron a tierras americanas durante el siglo XIX.

De acuerdo con la Secretaría de Cultura federal, fueron Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica quienes en diciembre de 1864 colocaron el primer árbol navideño en la historia de México. Éste iluminó el Castillo de Chapultepec durante las fiestas decembrinas y maravilló a quienes lo conocieron, por lo que pusieron algunos ejemplares en plazas públicas durante los años siguientes.

Sin embargo, la tradición vino a menos y perdió popularidad tras el fusilamiento de ambos emperadores, por lo que se prohibió a las comunidades decorar los árboles navideños porque se consideraba una herencia del Segundo Imperio Mexicano.

Hasta 1878 el militar poblano José Miguel Pascual Negrete Novoa coloco un árbol de Navidad en su casa, lo que llamó la atención de sus vecinos y de diversos diarios de la época; esto generó curiosidad a la gente por retomar una costumbre que ya se había consolidado en los países europeos y en los Estados Unidos de América.

Se cree que durante la década de los 50, ya en el siglo XX, los árboles navideños se volvieron una tradición en las casas mexicanas con mayor auge económico, lo cual se fue replicando poco a poco en el resto de los hogares y las comunidades, según sus posibilidades económicas.

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