El pozole es uno de los platillos más emblemáticos de la gastronomía mexicana y cobra especial relevancia durante el mes de septiembre, cuando se celebran las Fiestas Patrias.
Esta sopa de maíz cacahuazintle acompañada de carne, lechuga, rábanos y otros ingredientes es tradicional en todo México y evoca el sentido de identidad y unidad nacional.
Sin embargo, detrás de este platillo tan popular existe un mito oscuro que ha persistido durante años que apunta a que el pozole se preparaba con carne humana en la época prehispánica.
A continuación, exploramos el origen de esta creencia y todo lo que hay de verdad en ella.
Pozole, el platillo por excelencia en México y el mito de la carne humana
Durante las festividades del 15 y 16 de septiembre, que conmemoran el inicio de la Independencia de México, el pozole se convierte en el protagonista de las mesas mexicanas.
Las familias se reúnen para disfrutar de este platillo cuyo origen se remonta a tiempos prehispánicos.
En aquella época, el maíz era un alimento sagrado para las culturas indígenas, especialmente los mexicas, y el pozole formaba parte de ceremonias religiosas importantes. Por lo tanto, es natural que esta sopa esté profundamente conectada con la identidad mexicana, tanto histórica como culturalmente.
Por otro lado, el mito de que el pozole se hacía con carne humana en tiempos prehispánicos ha generado mucho debate entre historiadores y antropólogos.
Se cree que este platillo estaba vinculado a los sacrificios humanos que los mexicas realizaban en honor a sus dioses, particularmente a Huitzilopochtli, dios de la guerra y el sol.
De acuerdo con algunos relatos la carne de los sacrificados podría haber sido utilizada en las ceremonias religiosas y en algunos casos se piensa que fue un ingrediente en el pozole.
Este mito se popularizó a partir de crónicas de la conquista de México como las de Fray Bernardino de Sahagún, quien documentó muchas costumbres mexicas.
En su "Historia general de las cosas de la Nueva España", Sahagún relata que, tras las batallas, los prisioneros de guerra eran sacrificados y sus corazones ofrecidos a los dioses, mientras que sus cuerpos eran repartidos entre los nobles y guerreros para ser consumidos en banquetes rituales.
Aunque no se menciona explícitamente el pozole, la referencia a prácticas caníbales ha sido suficiente para que algunos historiadores y escritores especulen sobre el posible uso de carne humana en este platillo.
¿Fue real el uso de carne humana en el pozole?
La gran pregunta es si este mito tiene fundamentos históricos o si es simplemente una interpretación exagerada. Varios estudiosos contemporáneos señalan que, si bien el sacrificio humano era una práctica común en ciertas ceremonias religiosas prehispánicas, no hay pruebas contundentes de que la carne humana haya sido utilizada de manera regular en la preparación del pozole.
En cambio, es más probable que en la mayoría de las ocasiones se empleara carne de animales como el xoloitzcuintle (un perro prehispánico), o incluso el guajolote.
Investigaciones más recientes, como las realizadas por la antropóloga mexicana Elsa Malvido sugieren que la idea del consumo de carne humana en el pozole pudo haber sido una interpretación errónea o exagerada por parte de los cronistas españoles.
Es importante recordar que los conquistadores europeos tenían una visión muy sesgada de las costumbres indígenas, y muchas veces describían sus rituales con un enfoque sensacionalista para justificar la colonización.
EG