Con el inicio completo de operaciones de la Refinería Olmeca, los pescadores de Paraíso, Tabasco, aprovecharon la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador para solicitar una investigación sobre la posible contaminación del Río Seco, el cual recientemente ha adquirido un color rojizo.
Aseguran que esa coloración no es normal y que el agua emite olores desagradables, por lo que han responsabilizado al sector petrolero por la situación.
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Declararon que han muerto peces y que el sector ostrícola ha sufrido un gran impacto. También denunciaron que, en las últimas semanas, han observado manatíes, una especie en peligro de extinción, que han fallecido.
Uno de los manifestantes con pancartas en manos, dijo que las autoridades han llegado, pero no han tomado cartas sobre el asunto, y que saben que existe contaminación en el agua pero como Pemex los compra “no dicen nada”.
El grupo de manifestantes se presentó en las afueras de la refinería, pero no lograron ver al presidente a su llegada ni al gobernador Carlos Manuel Merino Campos.
En una de las pancartas que llevaban los manifestantes, se podía leer un mensaje dirigido al mandatario nacional, en el que expresaban que, aunque no son biólogos ni químicos como los critican, son parte del sector pesquero afectado por una contaminación claramente visible en el Río Seco. Subrayaban que los olores fétidos de gases no corresponden a una marea roja.
Según los pescadores, comenzaron a observar anomalías en el afluente hace tres meses, aunque la tonalidad rojiza se volvió más evidente sólo en las últimas semanas.
En paralelo, encontraron peces muertos y afirman que el pescado extraído de esas aguas provoca síntomas como dolor de cabeza, mareos y vómitos. Las áreas afectadas incluyen Puerto Ceiba, la Isla y Torno Largo, y existe el riesgo de que la contaminación se extienda hacia el Bellote, una zona crucial para el turismo y la gastronomía que sustenta a miles de familias.
Esta situación comenzó hace aproximadamente tres meses, con un incremento gradual en la severidad del caso, aunque el agua del río en Puerto Ceiba ya presentaba problemas desde entonces. Esto se ilustró cuando uno de los manifestantes mostró una botella con un líquido transparente que ejemplificaba lo que estaba asegurando.
Además, también se mostró otro recipiente, pero con una muestra reciente tomada del río, y el manifestante comentó que esto venía a través de la refinería, y confirmó que antes vivían mejor.
AA