México sigue abriéndose paso para cambiar el mundo de la ciencia y tecnología. Esta vez, con el uso de nanotubos hechos de magnetita y haloisita, la Universidad Nacional Autónoma de México busca atraer con un campo magnético, petróleos y otros aceites, de playas, mares, lagunas y grandes cuerpos de agua para ser recolectados y reciclados en favor del medio ambiente.
Desde hace diez años, la investigación a cargo de la Dra Marina Vargas Rodriguez comenzó con pruebas en la adsorción de colorantes de cuerpos de agua. Al percatarse que el compuesto se separaba del agua, colocaron peróxido para atraer con un imán el contaminante.
“Entonces observamos que el colorante quedaba absorbido sobre el material y después pensamos ¿Que podemos hacer con este material? pues sigue siendo un residuo. Por lo tanto, pensando en degradar nuestros contaminantes, pensamos en tener magnetita sobre los tubos”, comentó Vargas a MILENIO.
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El desarrollo fue un éxito por lo que la siguiente prueba fue experimentar con aceites y petróleos. Por ello, se comenzó con las primeras pruebas para realizar la síntesis de los nanocompositos; se determinó las propiedades de los nanoparticulas del petróleo como la porosidad, la difracción de los rayos x, la microscopía de barrido, y de trasmisión, así como la adsorción del nitrógeno.
En la última fase, la simulación de los procesos en muestra del petróleo maya, olmeca y del istmo. “La prueba con el petróleo se hizo una vez, y resultó lo que ya hemos visto, se adicionan a las manchas de petróleo en un cuerpo de agua y se adicionan nanopartículas. La mancha se traslada a la dirección del campo magnético”.
En 2017, solicitaron ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial la patente del nanocompuesto, su proceso de síntesis y recuperación de petróleo o aceites de agua. En agosto del año pasado la patente fue otorgada por lo que el próximo paso es encontrar alianzas gubernamentales y privadas, para dar una solución certera contra la contaminación del agua.
El laboratorio de nanopartículas y catálisis también trabaja un proyecto para degradar, con la misma fórmula de los nanocompuestos, los fármacos más utilizados en la salud mexicana como la Ranitidina, Naproxeno, Cefalexina, Metformina, Ibuprofeno y el Ácido acetilsalicílico, que se encuentran solubles en el agua. De tal forma que se degradan y se limpian los grandes cuerpos de agua. Además, logran absorber bacterias, sustancias radiactivas, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, nitratos, fosfatos, plásticos y desechos fecales.
“Estamos observando los buenos resultados que nos da la adsorción en el agua. Esto no solo soluciona problemas nacionales sino mundiales porque obviamente va a eliminar la contaminación y sustancias que dañen a la madre naturaleza”, determinó Vargas.
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