"La aplanadora" hizo lo suyo y muy a pesar de la discreta pero contundente opinión de la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña quién alertó que el "paso veloz" ante las modificaciones estructurales propuestas en la reforma al Poder Judicial, podrían generar "problemas mayores", no le quedó de otra más que pedir una "mínima reflexión".
En contraparte, las ministras Lenia Batres y Yasmín Esquivel avalaron el proyecto y advirtieron "ni un paso atrás".
Hay que recordar que todas las reformas y modificaciones que ha tenido la ley en materia judicial impulsadas por el Congreso de la Unión han requerido de verdaderos análisis jurídicos, ya que se trata de una asignatura en la que nuestro país tiene malas calificaciones:
La impartición de justicia. Considero que el "tufo" político va a cobrar una cara factura en esta reforma en lo particular, pero se trata de un acto de validación de poderes "va porque va", dos intentos fallidos del Presidente López Obrador y ahora con la mayoría de los ministros a su favor, el Congreso de la Unión en sus manos y la Presidenta Electa en sus últimas obediencias a su mentor político, la nueva reforma al Poder Judicial de la Federación está consumada.
Ahora la Cuarta Transformación presume las encuestas, este método que han convertido en su modo perfecto, casi inmaculado para decidir, a pesar de factores que no asumen como el desconocimiento, la ignorancia (y ahí vamos todos ¿Eh?).
Resulta que el 80 por ciento de la población encuestada quiere cambios en el Poder Judicial, sin embargo la encuesta solamente plantea una premisa, la reducción de beneficios para los trabajadores de esta corte y la elección popular de los juzgadores.
Actualmente la fórmula funciona de la siguiente manera:
El Presidente propone una terna y el Senado define por mayoría calificada y con voto secreto.
Ahora, 73 por ciento de los consultados ha dispuesto que sea el pueblo quien elija a los jueces, sin embargo 52 por ciento de la población desconoce de la reforma, del tema y de la función mínima que desarrolla el tercer poder del estado mexicano.
En fin, iba porque iba, sin análisis concienzudo, sin exámenes de conocimientos a los interesados y con la inexperiencia real de lo que estaríamos eligiendo, vamos a regresar a las urnas, a unas nuevas votaciones, con el gasto, además, que ello implica.
angel.carrillo@multimedios.com
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