Amaneció hace un rato. A una cuadra de la Catedral ya hay luz de día, pero vida de madrugada. En la esquina de 5 de Mayo y La Palma veo los ojos de la muerte… de quien la espera. Está en la acera de una sucursal bancaria. Tan cerca y tan lejos.
No alcanzo a distinguir, apenas asoma su rostro. Creo que es mujer, no estoy seguro. Su almohada es un guacal de madera podrida. Tiene la piel amarilla y una mirada, saltona, perdida, congelada como su cuerpo en posición fetal. Camino perturbado cinco minutos. Entro a Palacio.
“¡Ánimo, buenos días!” Pasa al pizarrón a Diego Prieto, mandamás de Antropología e Historia, para hablar de la conservación de las ciudades mayas “a la par que se está construyendo el tren”.
Presenta un documental, bellísimo, sobre la zona arqueológica de Sayil, en Yucatán. Eso no sale en las noticias. En el brillo de la mirada del poder, confirmo el que fue su verdadero ajuste de cuentas: se acabó el olvido al sureste. Cueste lo que cueste. Literalmente.
Celebra, breve, que haya sido fallido el asomo de golpe de Estado en Bolivia. Nomás fue el susto. El llamado de la ministra Norma Piña a los trabajadores del Poder Judicial para mantener la unidad, le da pie para decir “lo trabajadores no van a ser perjudicados” Eso, exactamente traducido al castellano antiguo, quiere decir: la reforma judicial, va.
Da la nota a sus adversarios, cuando ordena solicitar formalmente al INAI, se investigue cuántos ministros retirados de la Corte reciben pensión. El INAI, respira. Pero también, en dulce espedida, las pensiones en Banco de México, Nafin, Banobras, Bancomext, Pemex, CFE, ISSSTE y el IMSS. Que pierden la respiración. “Nos vamos a encontrar muchas sorpresas”, y canta “sooorpresas te da la vidaaaa”. Sr. Rubén Blades, autor de Pedro Navaja, favor de pasar por sus regalías.
Le baja la flama al caldero de Calderón: “le dio un garrotazo a lo tonto al avispero, pero a lo mejor no sabía quién era García Luna; quizá no estaba enterado y lo engañaban”. Y hace amable sugerencia a remitente con domicilio conocido: “ayudaría mucho que García Luna se hiciera testigo protegido”. Aparece entonces el fantasma del salón (Ayotzinapa) y habla de “encontrar” a los jóvenes: “yo ya termino, si me tienen confianza, vamos a cumplir los compromisos”. Y a propósito de esto y de lo otro: “si un hijo mío está metido en un acto de corrupción y se prueba, que se sea juzgado como cualquiera… pero que se le calumnie porque tienen problemas conmigo”.
Recomienda ver el debate Biden-Trump. “Necesitamos integración de toda América ante crecimiento de China… pero entendiendo que somos soberanos todos los países. Si tenemos un vecino que pone la rocola a todo volumen a las cinco de la mañana, y luego nos espía, y luego va y toca la puerta y se quiere meter hasta la cocina, pues no, así no. Diría Cantinflas: 'Ahí está el detalle’". Y pienso que piensa: "¿La cacharon, chatos?".
De regreso, en la esquina de 5 de Mayo y La Palma, la mujer sigue ahí. Esperando. Sobre su almohada de guacal.
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Carlos Díaz-Barriga
Reportero que nació algo tarde. Aficionado al blanco y negro, al disco de acetato, al teatro y a la cultura popular –toda la que se pueda–. Whisky y tequila. Insisto y busco personajes–personajes con más historia que likes. Prefiero la crónica y la entrevista. Todavía creo en la palabra. Y por eso escribo.