La comedia no necesariamente debe ser ligera e intrascendente. Richard Linklater, el aclamado director de “Boyhood”, nos vuelve a embelesar con una película que combina varios géneros y que reflexiona sobre la identidad, pero que al final es una historia de amor.
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Cómplices del engaño
Estrellas: 4/5
Uno ve el colorido póster o el tráiler de la más reciente película de Richard Linklater, y lejos está uno de imaginar que tenemos frente a nosotros otra gran reflexión cinematográfica sobre la identidad, el relativismo moral y el amor de pareja, como a las que nos tiene acostumbrados el admirado cineasta texano, pero envuelta en un atractivo papel celofán de comedia romántica, comedia de enredos, thriller de acción o cine Noir.
De Linklater recordemos a botepronto, la entrañable “Boyhood” o la desgarradora serie de “Before”: “Antes del amanecer”, “Antes del atardecer” y “Antes de la medianoche”. Habrá que sumar esta película a esa lista.
En “Cómplices del engaño” (espantoso título en español del “Hitman” original), un anodino profesor universitario de filosofía (magnífico Glen Powell) trabaja de medio tiempo con la policía como “infiltrado”, disfrazándose de asesino a sueldo para ayudar a la ley a detener a las personas que lo contratan para eliminar a alguien. De esta forma, la policía previene crímenes.
Un día aparece como posible clienta del presunto sicario, la típica “femme fatale” del cine Negro; no la rubia misteriosa, sino una latina explosiva (maravillosa Adria Arjona, quien confirma que es lo único memorable que ha producido su padre, el cantante guatemalteco). La mujer quiere contratarlo para que mate a su esposo, a quien acusa de violencia doméstica.
Pero el pistolero se enamora de inmediato y perdidamente de la mujer; las escenas de seducción de la pareja son maravillosas y esa química entre Powell y Arjona son ¡explosivas!. Poco después aparece muerto el marido golpeador y todo se sale de control. Entre aventura y aventura, se van intercalando reflexiones sobre la vida, en el salón de clases del falso asesino.
Una película que destila ternura a borbotones.
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Exhuma. La tumba del diablo
Estrellas: 3/5
El gran éxito de taquilla en Corea del Sur. Un cine de horror en el mejor estilo de las películas asiáticas del género. Más que el terror sobrenatural, la película plantea un horror más cercano a la fantasía, que juguetea con leyendas, ritos y tradiciones surcoreanas, con el trauma nacional de la ocupación japonesa.
Una familia coreana adinerada de Los Ángeles, tiene un hijo pequeño enfermo y sospecha que es presa de una maldición heredada. Para “curarlo”, plantean exhumar los restos del abuelo y llevarlos a enterrar a otro lado, para aplacar la maldición. Para ello contratan a un par de chamanes y a un experto en localizar lugares adecuados para reubicar tumbas de millonarios.
Pero algo falla cuando desentierran el ataúd; el espíritu del abuelo se escapa y se lanza en venganza contra sus familiares. El horror no tiene rostro, es apenas una sombra difusa en vidrios y espejos. Luego la película agarra otro ritmo, cuando el equipo regresa a la tumba porque más abajo había otro cajón de muerto gigante, enterrado verticalmente. Esta segunda parte es más fantasiosa que de horror y revisa los fantasmas sociales derivados de la invasión japonesa en la psique surcoreana, quizá de ahí se explique el tremendo éxito taquillero de la película.
En países donde ese conflicto ni nos viene ni nos va, no sé si la película funcione, porque no tiene los suficientes “sustos” que se esperarían de una película de este tipo.
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Criaturas asombrosas
Estrellas: 3/5
Película francesa entre la fantasía y la ciencia ficción. En un futuro impreciso pero reconocible, una enfermedad ataca a los seres humanos y los convierte en mutantes con características de animales.
Un hombre y su hijo adolescente emprenden un viaje al bosque donde estas criaturas se refugian, para encontrar a su esposa, la madre del chico.
Con un guión muy inteligente, el filme habla sobre la tolerancia y el respeto al otro, al extraño. Además del viaje que hacen padre e hijo, donde reafirman sus vínculos.
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El club de los vándalos
Estrellas: 2/5
Palomero drama de época, sobre las andanzas de un grupo de motociclistas en la década de los 60 en el Medio Oeste estadunidense.
Copetes elvispresleyescos, chámaras de cuero con estoperoles, botas, la película destila testosterona a chorros, aunque es narrada curiosamente por una mujer, la novia de uno de los integrantes de la banda. Desde la nostalgia, la cinta habla sobre la lealtad, el compañerismo y la fraternidad que se respiraba en esos clubes de motociclistas que, al echarse a andar en las carreteras, disfrutaban de la libertad de una vida sin ataduras. Luego de una década, las bandas irían degenerando hacia pandillas de delincuentes.
En los estelares, Austin Butler a quien estamos viendo demasiado seguido en la pantalla y un Tom Hardy que ya se ve medio chavorruco para andar en esos trotes.
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Las noches son de los monstruos
Estrellas: 1/5
Drama fantástico argentino, sobre una jovencita que se muda a otro pueblo con su madre y la nueva pareja de ésta. Ahí, enfrentará la hostilidad de los habitantes del lugar, el bullying de sus compañeros de escuela y el acoso del novio de mamá.
Pero cada que la chica se vea en peligro, aparecerá una misteriosa perrita con poderes mágicos para protegerla.
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Herencia siniestra
Estrellas: 1/5
Chafona película portuguesa de terror sicológico. Un joven estadunidense, acuciado por su novia, comenzará a investigar su origen familiar y descubrirá que tiene un hermano gemelo y que su mamá aún vive. La pareja viaja a Portugal, a un castillo en medio del bosque para reencontrarse con su familia biológica y averiguar por qué fue abandonado y dado en adopción. Obviamente, como su título lo indica, es porque la familia esconce una “herencia siniestra”.
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Roberto López
Cinéfilo desde los 5 años, periodista con 37 años de ejercicio en distintas plataformas. Produce y conduce desde hace casi un cuarto de siglo, el concepto CINEFILIA. ¡Ah, y oaxaqueño!