Alcohol y poder: El mito del 'colchón del cargo' se desinfla

Víctor Hugo Michel

El Pulso de la Ciudad de México

México /

El juicio de la opinión pública en tiempos de redes sociales tiene hoy un matiz distinto. Esta semana, en Canal 6, mostramos cómo dos funcionarios públicos protagonizaron una escena vergonzosa: cometieron destrozos en una plaza de Metepec, Estado de México, bajo el influjo del alcohol. Se trata de Ariel Juárez Cisneros, director de la Junta de Caminos del Estado de México, y de un diputado federal del PT, Wblester Santiago Pineda. Ambos decidieron que un exceso de copas y un arranque de arrogancia no tendrían consecuencia alguna. Nada que no hayamos visto antes.

Actuaron como adolescentes, sí, pero también como muchos funcionarios de este país, convencidos de que poco o nada puede pasarles mientras exista el colchón del cargo, del fuero, de la silla. No sorprende: hemos visto episodios similares desde niveles municipales hasta federales. Alcohol y poder suelen mezclarse mal.

En otros tiempos, episodios así podían derivar en sanciones o no, dependiendo de la voluntad de los superiores y de la intensidad de la molestia que generara el escándalo. Lo común era que no ocurriera nada. Basta recordar el caso de Félix Salgado Macedonio, hoy senador, quien hace unos años decidió hacer sus necesidades en plena vía pública, en Paseo de la Reforma, sin consecuencia alguna.

Lo interesante ahora es el matiz social. El juicio público sigue siendo severo, pero hoy es más ácido y persistente. Antes un escándalo podía desvanecerse con el paso de las semanas; ahora, gracias a las redes sociales —las benditas redes sociales, como diría aquel—, los episodios se convierten en estigma. Es cierto que existe el riesgo de linchamientos digitales, pero también hay un elemento de justicia cuando la reacción colectiva obliga a rendir cuentas.

Mientras se escribe esta columna, ya es oficial que Juárez Cisneros presentó su renuncia. Y el diputado Santiago Pineda, al menos, enfrentará una reprimenda en su bancada.

Un caso menor, quizá, pero revelador. La presión combinada de medios, sociedad y redes digitales produce hoy efectos concretos. En esta era, la arena pública es más grande, más ruidosa y mucho más incómoda para quienes antes actuaban con impunidad.

Ese es el pulso.


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  • Víctor Hugo Michel
  • Periodista de investigación y estudiante de seguridad nacional, he trabajado desde los 17 años en las redacciones de Milenio, Excélsior, Reforma y El Financiero Televisión, en donde fungí como director editorial. Escribí el libro Morir en Malasia en 2013 y he publicado reportajes en revistas como Nexos, Gatopardo y Esquire. Actualmente soy director de Información Nacional en Grupo Multimedios y conduzco el noticiero de las 22:00 horas los domingos en Milenio Televisión.
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