Este jueves, la Fiscalía General de la República informó sobre la sentencia de nueve años de prisión para Gustavo “N”, un hombre dedicado al cruce ilegal de personas a cambio de dinero.
El fallo fue emitido por un Juez de Distrito Especializado en el Sistema Penal Acusatorio del Centro de Justicia Penal Federal en Coahuila, tras ser declarado culpable del delito de transporte de migrantes.
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Según el expediente de la Policía de Acción y Reacción (PAR) y la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Fiscalía General del Estado de Coahuila, Gustavo “N” fue detenido en el municipio de Sabinas, mientras circulaba a bordo de un tractocamión con semirremolque.
En el vehículo transportaba a 127 personas originarias de Nicaragua, quienes no contaban con la documentación migratoria necesaria para transitar por el país.
El Ministerio Público Federal llevó a Gustavo “N” a una audiencia de control de detención, donde se calificó de legal su aprehensión y se le vinculó a proceso. En una audiencia de procedimiento abreviado, se acreditó su culpabilidad, dictando una sentencia condenatoria de nueve años.
Además de la pena de prisión, la sentencia impone una multa de cuatro mil 166 Unidades de Medida de Actualización, equivalente a casi medio millón de pesos.
¿Qué hace un pollero?
Un pollero se dedica a traficar personas de manera ilegal, generalmente a través de fronteras, con la promesa de ayudarlas a cruzar a otro país, particularmente hacia los Estados Unidos desde países de América Latina. Su actividad principal consiste en:
- Reclutar y contactar a migrantes: Los polleros suelen ofrecer sus servicios a personas que desean emigrar, pero no tienen los medios legales para hacerlo. A menudo engañan a las personas con promesas de un cruce seguro y rápido.
- Organizar rutas de cruce: Los polleros planifican las rutas para cruzar fronteras de forma clandestina, utilizando puntos no vigilados por las autoridades. Estos cruces pueden ser a pie a través de áreas desérticas, en vehículos, o incluso escondidos en trenes o camiones.
- Cobrar grandes sumas de dinero: Los polleros cobran tarifas elevadas por sus servicios, que pueden variar dependiendo de la complejidad del cruce, el país de origen y las condiciones del viaje.
- Trasladar a los migrantes: Se encargan de coordinar el transporte de los migrantes, lo que puede implicar pasar por terrenos peligrosos, a veces con condiciones extremas de clima o falta de recursos como agua y comida.
- Evitar a las autoridades: Los polleros intentan eludir los controles migratorios y las autoridades fronterizas. Si son capturados, tanto el pollero como los migrantes pueden enfrentar consecuencias legales graves.
El trabajo de los polleros es ilegal y riesgoso, tanto para ellos como para los migrantes, quienes muchas veces son expuestos a peligros extremos, como condiciones inhumanas, explotación, o abandono.
MP