Primero hubo gritos, luego silencio. Al poco tiempo, el estruendo de una fuerte explosión despertó a los vecinos de San Miguel Xico, Valle de Chalco, la madrugada del 12 de julio de 2022. Una pequeña y sencilla habitación fue consumida por el intenso fuego que alumbró el cielo aún oscuro de la noche.
Lo que en primera instancia las autoridades registraron como una muerte accidental, producto de una mortal combinación de gas y un corto circuito, tomó un giro inesperado cuando, derivado de una investigación, se descubrió que Guadalupe Albino murió, en realidad, tras haber recibido seis puñaladas en distintas partes de su cuerpo. El incendio fue provocado.
Guadalupe fue encontrada en la habitación que compartía con Gabriel, su pareja. Sus restos calcinados reposaban sobre una cama matrimonial, con trozos de tabiques y maderas encima de su cuerpo; él yacía aún con vida en el patio, con quemaduras de segundo y tercer grado en la parte superior de su cuerpo. Distintos escenarios para quienes, se supone, se encontraban en el mismo lugar al momento del percance.
La primera llamada realizada por los vecinos tiene registro a las 5:05 de la mañana: fue al 911. En ella se reportó, únicamente, la fuerte explosión que se escuchó segundos antes de vislumbrarse un incontrolable incendio que consumió todo un lote. No obstante, los mismos vecinos señalaron que, horas previas al fuego, llantos y súplicas se escucharon del interior del domicilio. Quien sufría era Guadalupe Albino. Con ella estaba Gabriel Cruz Martínez.
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Policías, bomberos y paramédicos llegaron al número 1400 de la calle Poniente 2 casi a las seis de la mañana. Con sus torretas encendidas, los vehículos se estacionaron fuera del domicilio, complicaron el tránsito y estorbaron la vista de vecinos curiosos y familiares de las víctimas, quienes presenciaron como una modesta habitación con techos de lámina, paredes de tabique, madera y cartón, fue consumida en su totalidad.
Aquel hombre herido de gravedad, que fue trasladado de emergencia al hospital Fernando Quiróz, finalmente murió doce días después a causa de las propias lesiones que tenía. De esta manera, ambas personas fallecieron víctimas de una funesta combinación causada por la acumulación de gas y un corto circuito. Así lo determinó el cuerpo de bomberos y los elementos de Protección Civil.
Sin embargo, cuando los peritos llegaron al lugar de los hechos, la sorpresa fue que dicho tanque de gas, causa de la supuesta tragedia, no se hallaba en el lugar. Lo habían movido. Se lo llevaron. Nadie supo a dónde ni por qué razón lo hicieron.
Comienza la sospecha
Lo que hace un par de horas era caos, fuego y destrucción, terminó siendo un diminuta columna de humo que emergió desde los restos de una habitación calcinada, y se desvaneció en el cielo ya iluminado con la luz del día. Los llantos de los dolientes se confundieron con el cantar de las aves que, sin hacer caso al lúgubre escenario, continuaron su rutina matutina.
Extrañados por la repentina desaparición del tanque de gas, principal objeto a inspeccionar, los forenses levantaron los restos de lo que fue el hogar de una mujer que, con apenas 20 años, era la responsable de sobrellevar los gastos y mantener la casa que compartía con su pareja: un cuarto derrumbado con una angosta puerta y una pequeña ventana por la cual entraba luz natural, que alguna vez albergó sus escasas posesiones que iban desde una cama, hasta un pequeño refrigerador, un horno y estufa, los cuales, evidentemente, quedaron reducidos a cenizas.
Cuando el perito que investigaba el caso le reprochó a Rodrigo Cruz Martínez, hermano de Gabriel, el por qué no ayudó a la pareja cuando ocurrió la explosión, éste le hizo saber que, pese a vivir a escasos metros de la habitación incendiada, no escuchó ni los llantos ni súplicas que con desesperación proclamó Guadalupe aquella madrugada.
Pistas
Al momento en que el perito quiso adentrarse a la habitación, una nueva sorpresa se llevó: la puerta para ingresar a la habitación estaba cerrada con seguro. Girar la perilla no era suficiente para abrirla.
Una nueva duda recae en el caso: por qué solo una persona se hallaba encerrada en un lugar que ardía por las llamas, mientras que la otra terminó afuera sí, según los comentarios emitidos por el hermano de Gabriel, ambos estaban en el mismo lugar al mismo momento.
El escenario se vislumbra más confuso cuando, ya dentro de la habitación, se pudieron observar las terribles condiciones en que se encontraba Guadalupe. De acuerdo a la experiencia del perito, el que un cuerpo humano se consuma de manera tan rápida al grado de volverlo irreconocible, en tan poco tiempo, no es posible sin la intervención de algo que acelere dicho proceso. Indudablemente, no fue solamente el gas que explotó el causante de calcinar su cuerpo.
¿Cómo murió Gudadalupe Albino?
Se presume que Gabriel se encontraba en estado de ebriedad. Eso se confirmó con sus posteriores análisis toxicológicos.
El hombre golpeó y agredió a Guadalupe, luego la apuñaló seis veces. Posteriormente la acomodó en la cama, metió una motocicleta a la habitación, extrajo de ella gasolina y se la roció al cuerpo de su pareja. Abrió la llave de gas y mientras éste llenaba la habitación, Gabriel salió por la puerta poniéndole el seguro con el cual nadie más pudiera salir.
Ya fuera del cuarto, vistiendo únicamente un pantalón de mezclilla y teniendo el torso desnudo, abrió ligeramente la ventana que le quedaba a la altura de la cintura, apenas lo suficiente como para que cupiera su mano sin que escapara el gas por completo. En el momento en que Gabriel Cruz Martínez quiso lanzar dentro de la habitación un objeto encendido, éste provocó la fuerte explosión que originó todo: el incendio, el que se calcinara el cuerpo de Guadalupe, sus quemaduras, su traslado al hospital, su propia muerte.
Para la Fiscalía del Estado de México el caso ya no se persigue porque el imputado ya no está con vida.
Rodrigo, su hermano, nunca escuchó nada.
El domicilio estuvo acordonado solamente un par de días; por la calle se podía observar los escombros de tabique, de madera quemada, de láminas achicharradas. Un hogar derrumbado, expuesto, en el que se trató de esconder un crimen.
COG