MONTERREY.- Iniciaba la presente década cuando Enrique y su esposa llegaron a Nuevo León, procedentes de Río Verde, San Luis Potosí, en busca de mejores oportunidades.
Junto con sus hijos se instalaron en una casa de renta en la entonces incipiente colonia Alianza Real, en Escobedo, donde el joven padre consiguió trabajo como ayudante en una tortillería.
Fueron días difíciles ante la nueva aventura, pero con dedicación y esfuerzo lograron salir adelante.A tan sólo tres años de su arribo, Enrique instaló su propio negocio de tortillas de maíz en un local contiguo a la vivienda que alquilaba.
El arduo trabajo rindió frutos. Durante los primeros años pudieron comprar la casa que rentaban... Y también el inmueble donde abrieron la tortillería.
Fueron seis años de bonanza, hasta que la delincuencia y la inseguridad que imperan en prácticamente todo el país terminó por alcanzarlos.
La mañana del martes Enrique Díaz Rostro, de 43 años, fue privado de la libertad por varios delincuentes, mientras repartía tortillas en tienditas de Alianza Real y Buena Vista, en los límites de Escobedo y El Carmen.
Los sujetos se lo llevaron junto con su camioneta Ford Explorer color azul. Momentos después lo asesinaron y abandonaron su cuerpo en un despoblado junto a la Academia de Beisbol.
Se presume que el móvil fue el robo de la camioneta, pero el afectado habría opuesto resistencia.
dat