MONTERREY.- Un par de cuerpos muy convincentes, un área del crimen cercada con cinta amarilla y un sinfín de técnicos vestidos de overol blanco causaron revuelo entre la gente de la colonia Mitras Sur, al pensar que un crimen espantoso se había cometido en su sector.
Quienes pasaban por la esquina de Sayula y Alfredo Piñero López miraban horrorizados el torso y cabeza sin brazos ni piernas que yacía en el estacionamiento de un edificio de fachada de cristal.
Más allá, otro cuerpo recibía la atención de los hombres de blanco, que tomaban fotos, medían distancias y colocaban señalamientos.
Sólo quienes se atrevieron a acercarse, se dieron cuenta de que todo era un simulacro. Una clase de procedimientos periciales de una escuela, y los cuerpos, simples maniquís obviamente sin vida, que eran utilizados como modelos para la cátedra.
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