Con golpes en el rostro y la mano izquierda hinchada, don Lucio llegó apoyado de un bastón a las puertas del canal para pedir ayuda, acompañado por Yessica, una mujer que tuvo la intención de ayudarlo para encontrar a su hija de la que únicamente sabe su nombre y profesión.
Sentado en una banca con la mirada hacia el suelo derivado del cansancio y el dolor por las lesiones que le causaron días atrás, quien explicó sobre su situación fue la mujer que lo conoció hace dos meses a las afueras de la Facultad de Odontología en la avenida Juárez.
Don Lucio no ve a su familia desde 1966
Lucio Martinez Bonilla tiene 88 años y es originario de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, ahí vivió con su familia hasta 1966 cuando se fue a Estados Unidos junto con un amigo, quien falleció tiempo después, mientras que don Lucio fue deportado a la ciudad de Juárez, Chihuahua.
Desde entonces no supo nada de su familia hasta que al regresar a México buscó a sus hijos, lo único que sabe es que cuatro de ellos están en Ciudad de México y que su hija menor, Martha Martínez, se convirtió en doctora y se mudó a la ciudad de Torreón.
Fue por eso que tomó la decisión de viajar a Torreón, en Matamoros una mujer le prestó una habitación pero suele salir por las mañanas para vender dulces y poder solventar sus gastos como la comida.
En el mes de junio fue cuando conoció a Yessica, la mujer narró que al encontrarse en la facultad vio a don Lucio y comenzaron a platicar, el hombre le contó su historia y después se despidieron, pero este viernes, la mujer volvió a encontrárselo.
Don Lucio vive en Matamoros y espera encontrar a su hija
“Yo cuando lo conocí estaba muy limpio pero hoy lo vi muy mal, además de los golpes que trae, vea cómo tiene la mano, por eso pensé que yo tenía que hacer algo y me vine para acá a ver si podemos buscar a su hija”, comentó la mujer.
Tiene dos heridas en el pómulo derecho, una en la ceja, nariz, y la frente, el hombre comentó que lo asaltaron aquí en Torreón, lo despojaron de su reloj, su cinturón, su identificación, y cerca de 70 pesos que le iban a servir para comprar más dulces y seguir vendiendo.
Ahí ya no pudo regresar a Matamoros, así que, duerme en las calles de la ciudad y tampoco recibe ayuda, aún así los domingo regresa a la avenida Juárez.
EC