El doctor en derecho y ministro en jefe de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, ingresó hoy por primera vez al penal femenil de Santa Martha Acatitla para conocer los casos de las reclusas y retomar los que se puedan ayudar para que algunas mujeres puedan salir de prisión.
La visita inició cerca de las 10:30 horas, cuando el también presidente del Consejo de Judicatura Federal entró a Santa Martha Acatitla, lugar al que fue invitado a través de una carta por 663 internas que querían exponerle sus casos en persona.
Arturo Zaldívar fue recibido por el subsecretario del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, Enrique Serrano, y por la directora del penal de Santa Martha Acatitla, María del Carmen Serafín, a quienes el ministro en jefe de la SCJN los definió como “muy amables”.
Luego de ser recibido, Zaldívar explicó que fue guiado a la oficina de la directora penal para enseguida bajar al área de visitas, donde inició el diálogo con las reclusas.
“Es grande, una especie de auditorio, tienen mesas y sillas, hay un pódium donde hacen obras de teatro, danza, música”, relató.
Durante casi tres horas, el titular del Poder Judicial de la Federación; su esposa, Mariana Bojórquez; su coordinadora de asesores, Fabiana Estrada; y su secretaria general, Alejandra Spitalier, escucharon testimonios y peticiones de 220 mujeres presas que participaron en esta reunión, quienes, según Zaldívar se dirigieron con “total apertura”.
“Una mujer que ya está sentenciada llegó a las 19 años, ya tiene como 20 aquí y ella llorando decía: ‘lo único que pido es una segunda oportunidad porque mi proceso no se llevó bien, estuve en un lugar donde no debía estar’”, destacó.
Tras concluir con el diálogo con las mujeres presas, Zaldívar comentó que un grupo musical conformado por cuatro mujeres interpretó dos canciones: Viva México y México Lindo y Querido, acto que fue celebrado por el ministro.
Enseguida, Zaldívar y sus acompañantes se dirigieron al área de artesanías, donde las internas de Santa Martha Acatitla le regalaron una caja que se puede usar como alhajero; mientras que a su esposa le dieron una muñeca tejida.
“Llegó un momento en el que les dijimos: ‘ya no nos regalen, mejor hagamos algo para que podamos ayudar’ y ahí surgió la idea de que la Corte podría promocionar estas artesanías en beneficio de las reclusas”, destacó.
Pasadas las 13:30 horas, el ministro acudió al área de ingresos, lugar en el que adaptaron una carpa y un templete, desde donde dirigió un mensaje por esta visita que calificó como “histórica”, pues nunca antes un presidente de la SCJN había acudido a una cárcel a dialogar con sus internos para conocer su situación.
“Esta visita es histórica. Yo creo que lo importante es que ojalá se vaya generando un cambio para que todas las personas juzgadoras tratemos de estar más cercanas a la gente y seamos más sensibles al dolor humano”, concluyó.
KT