MONTERRREY.- Aunque en boca de cada candidato están las mismas frases triunfalistas, lo real es que nadie tiene la certeza del destino de la jornada electoral del 6 de junio.
Existen muchas teorías o pronósticos ligeros, todos viciados de origen, al igual que la inmensa mayoría de encuestas que salen hasta por debajo de las piedras, muchas de ellas hechas como un traje a la medida.
Pero algo en lo que coinciden los políticos con más oficio: éstas no solo son las elecciones más importantes de la historia de Nuevo León, sino las de pronóstico reservado, en las que priva la incertidumbre.
Ese ambiente suena propicio para resultados cerrados, finales de fotografía que a su vez abren el camino a comicios judicializados.
Ayer publicamos aquí en MILENIO la advertencia lanzada por la magistrada presidenta del Tribunal Estatal Electoral, Claudia Patricia de la Garza, quien prevé que habrá más de mil denuncias ante el proceso en curso.
Hay contiendas en las que huele fuerte a impugnaciones, a novelas como las ocurridas en Guadalupe y Monterrey hace tres años, en las que se llegó a tribunales o bien se rehizo la jornada electoral.
En esos dos municipios, algunos candidatos incluso al ser cuestionados sobre si van a aceptar los resultados si no les favorecen, responden que sí y solo si sus contrincantes juegan limpio. Vaya que esa respuesta condicionada anticipa un “sí los aceptaré solo si gano yo”. Terreno fértil para una disputa en tribunales, infundada o con argumentos.
Existen contiendas como la de San Pedro y la de Juárez, donde el ambiente se enrarece o se enturbia por momentos, y parece una lucha que se libra más allá de los discursos de campaña, e incluso se centra en demasía en el perfil de los personajes, su pasado y su poder.
También hay municipios donde parece no haber condiciones para un ambiente tan tenso, tales como San Nicolás, Apodaca, Santa Catarina y Escobedo, a juzgar por los perfiles de los candidatos, por el ambiente que ha privado en las campañas y por otros factores.
Faltan 19 días para ir a las urnas y lo deseable es que lo que queda de campañas transite por la vía correcta.
Hay que votar, esa es la meta y es la obligación. Votar deseando que no decidan los tribunales lo que debe decidir el ciudadano.
ard