Fernando Rocha, diputado por el Partido Acción Nacional, propuso este martes que las penas por robo de teléfonos celulares lleguen hasta los 10 años, porque es un instrumento primordial para las personas, pero de la misma manera es para defender a terceros con sus datos personales.
Según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2020, de un total de 4.2 millones de usuarios de telefonía celular, el 4.9 por ciento son niñas y niños de entre 6 y 11 años de edad, un 6.9 por ciento adolescentes de entre los 12 y los 17 años, y un 20.4% son adultos de 55 años o más, lo que nos da un panorama de la cantidad de personas pertenecientes a grupos vulnerables que requieren del uso constante o permanente de teléfonos inteligentes.
El entrevistado expuso que, en relación con lo anterior, se debe considerar que dichos artefactos, en los últimos años y más aún en el tiempo que ha durado la pandemia, se han convertido para muchos miembros de la sociedad en artículos de primera necesidad.
“Para muchos de nosotros, resulta fundamental el disponer de un teléfono inteligente para la realización de nuestras labores cotidianas, o para una comunicación constante y permanente con los miembros de nuestra familia, entre muchas otras”.
Por otro lado, el extravío por cualquier causa de un teléfono celular, implica el riesgo de invasión a la intimidad personal del propietario y de las personas que se encuentran incluidas en su lista de contactos dentro del respectivo aparato; por lo cual, dicha pérdida representa inminentemente un peligro de daño real a un grupo de personas y no solo al implicado directamente.
El robo de teléfonos celulares se ha incrementado de manera notoria en prácticamente todo el país, lo que ha sido casusa de numerosas propuestas de reforma a los respectivos códigos penales, para tipificar de manera autónoma o para incluir dicha modalidad del ilícito entre las que recae una penalidad agravada.
Cabe decir que resulta muy común que niños posean y usen en espacios abiertos o la vía pública sus teléfonos inteligentes, lo que representa una oportunidad muy atractiva para los amantes de lo ajeno, en su afán de conseguir fácilmente y a costa de otros, un beneficio económico.