MONTERREY.- En un mundo cada vez más violento y con problemas, todos aspiramos a la paz. ¿Cómo obtenerla y, sobre todo, cómo conservarla? Es algo tan sencillo y a la vez tan complejo.
A decir de Guillermo Acosta, catedrático de la U-ERRE, los problemas empiezan con algo muy sencillo.
“Lo importante es aceptar al otro con esa forma de pensar distinta”
“Lo que nos mueve a una violencia es cuando no aceptamos las ideas distintas del otro, en donde nosotros manejamos digamos solamente dos parámetros, bueno y malo. Y el bueno voy a ser siempre yo”, refiere el también catedrático.
Esto se observa fácilmente en una comunidad. El ruido, el estacionamiento, la basura, todos esos temas del día a día en una colonia hacen que los conflictos escalen y se conviertan en lesiones e incluso, homicidios.
Martha Laura Garza Estrada, directora del Instituto de Mecanismos Alternativos para la Solución de Controversias del Poder Judicial, advierte que la solución está en dos pilares: la familia y la escuela. Es ahí donde se sientan las bases para resolver conflictos, y la mediación se convierte en una vía para la cultura de paz.
“Yo le puedo decir que ese porcentaje (de conflictos) comunitarios que no se resuelven de una manera adecuada, vienen a incidir en nosotros en el Poder Judicial en asuntos penales, entonces, ese es un ejemplo muy claro de cómo la incidencia de no resolver conflictos de una manera pronta y adecuada en la comunidad hace que se pueda transformar el conflicto y agrandar la situación”, comentó.
Para comprobarlo, iniciaron un plan piloto en las preparatorias 7 y 35 de la UANL. El método es simple: si un alumno ofende o daña a otro, tiene que mediar y reparar el daño.
“Es decir, que, si hay un incidente que dañó, que causó una afectación a la comunidad estudiantil o a alguien en particular, se puedan sentar a platicar como ese incidente afectó a los demás, como se sintieron, que es lo que les gustaría que sucediera o que no sucediera y también, la persona que lo cometió, se responsabilice explicando y dando no solamente una disculpa, si no reparando el daño”, explicó en entrevista.
La idea es cambiar el paradigma que por años ha dictado que los castigos, o la violencia, son la solución a los conflictos.
Y es que, si bien el concepto de cultura de paz fue instaurado desde 1999 por la ONU, los esfuerzos para conseguirla han sido muchos, pero aislados.
“Y en México por ejemplo ha pasado que, si existen mecanismos establecidos para impulsar una cultura de paz, pero en la práctica no se ha realizado como tal, sino que lo han impulsado las organizaciones de la sociedad civil
“Los programas o los esfuerzos son sectoriales, son por municipios o por Secretarías, pero no hay una política nacional de cultura de paz. no vamos todos a lo mismo”, afirmó Diana Espino, doctora en Derecho y especialista en temas constitucionales de la U-ERRE.
La catedrática es clara al señalar que el enfoque para conseguir esa cultura de paz está fallando.
Como ejemplo, Nuevo León se convirtió en el primer estado del país que incorporó en su Carta Magna el derecho a la paz en el artículo 3. El gran reto ahora, será su aplicación.
“Significa que los municipios tienen que tener este principio establecido, tienen que establecer las políticas públicas pensando en el derecho a la paz”, mencionó Espino.
Este será el reto para los alcaldes y quien encabece el Gobierno del Estado en 2021. Cómo garantizar a los más de 5 millones de regiomontanos una vida con derecho a la paz.
Los especialistas coinciden en que se debe trabajar desde la primera infancia, transmitir valores en casa y reglas en salones de clases.
Si no se inicia pronto, la cultura de paz se mantendrá como una utopía imposible de alcanzar.
mvls