El vídeo fue filmado por Jerome Billingham mientras visitaba la casa de su primo en Louth (Reino Unido) y le dio de comer helado a Bruno, un gato de nueve años.
El animal no se esperaba que lo que estaba a punto de probar estuviese tan frío. Así que los ojos se le pusieron como platos en cuanto sintió que se le había congelado el cerebro.
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No obstante, los científicos afirman que dar de comer helado a los gatos para reírse no es la mejor idea: sienten dolor, al igual que los humanos, por el efecto que el frío provoca en las arterias que van de la garganta a la cabeza. De ahí su reacción.