La estafa está planeada con tiempo, pensada con detenimiento. De un lado, un supuesto comprador que conoce bien las políticas de la empresa y las utiliza para robar. Del otro, una vendedora inexperta, que apurada por el estafador comete errores y cae en el engaño, vende su producto, un iPhone 7 con 32 gigas de memoria, sin recibir nada a cambio. El estafador, por su parte, se quedó con el teléfono: Mercado Libre falló a su favor.
El presunto comprador le dijo a Daira que finalmente haría la compra pero le pidió un favor. Con la excusa de que no tenía crédito suficiente en su tarjeta de crédito para realizar una compra en cuotas con ese valor, le solicitó desdoblar la operación con dos publicaciones: una por 42 mil que pagaría con débito y otra (la original) dejarla en 18 mil en cuotas.
En todas las ventas que se hacen en Mercado Libre, una vez que el comprador abona a través de la plataforma, la empresa retiene el pago y no se lo da al vendedor hasta que quien adquirió el producto avisa que lo recibió en tiempo y forma. Recién ahí se libera el dinero.
Cuando Daira se sentó en su escritorio y volvió a tomar su celular para avisarle al comprador que ya había despachado el teléfono se sorprendió al ver que los mensajes no llegaban y las llamadas eran rechazadas. Había sido bloqueada. Algunas horas después, recibió una notificación de Mercado Libre donde le avisaban que el comprador había denunciado que nunca recibió el producto y, lo peor de todo, la acusaba a Daira: ella era la estafadora.