Consejos de la abuela para quitar el hipo, te mostramos algunos remedios naturales para aliviarlo

A pesar de lo común que es el hipo, nadie sabe con seguridad cuáles son sus causas.

Hipo/ Pixabay
Jalisco /

El hipo puede atacar en los momentos más inconvenientes. Increíblemente a pesar de lo común que es el hipo, nadie sabe con seguridad sus causas. Algunos alimentos, pueden provocarlo, también el alcohol en exceso o tragar aire.

Sin embargo existen algunos remedios recomendados tanto por las abuelas como por los especialistas, para deshacernos de este malestar, sobre todo si te encuentras en algún momento importante.

Aprieta la palma de tu mano con el pulgar de la otra; mientras más fuerte mejor. La incomodidad es una distracción del sistema nervioso que puede detener el hipo.

Respira hondo y reten el aire. Cuando se acumula dióxido de carbono en los pulmones, el diafragma se relaja. Mete los dedos en las orejas entre 20 y 30 segundos, o aprieta las partes suaves detrás de tu lóbulo, debajo de la base de la cabeza. Esto envía una señal de relajamiento al diafragma a través del nervio vago.

Cuando nadie te vea, saca la lengua. Los cantantes y actores hacen este ejercicio para estimular la abertura entre las cuerdas vocales, podrás respirar con mayor comodidad, reprimiendo los espasmos causantes del hipo.

Prueba sorber rápidamente agua de un vaso, unas nueve o diez veces seguidas. Cuando bebes algo, las contracciones rápidas del esófago anulan los espasmos del diafragma. Si puedes bloquear los oídos mientras bebes, mucho mejor. Mete los dedos en las orejas y bebe con un popote, de esa manera presionarás el nervio vago mientras recibes los beneficios de tragar uniformemente.

Utiliza ingredientes que tienes en tu cocina. Pon una cucharadita de azúcar o miel, mojada en agua tibia, en la parte posterior de la lengua y trágala. La sorpresa de algo ácido puede vencer el hipo. Corta una rebanada de limón y chúpala.

Toma una cucharadita de vinagre de manzana. Es todo un reto, pero si puedes con él, será una cura rápida.

A veces los ejercicios de relajación son la clave. Acuéstate boca abajo, con la cabeza ladeada y los brazos a los lados. Respira hondo, mantén el aire por 10 o 15 segundos y exhala lentamente. Tras unas cuantas repeticiones descansa antes de levantarte.

Un beso largo y apasionado también puede funcionar. Si no tienes con quien practicar este método, no te preocupes, hay otras opciones. Mejor ve a disfruta una buena cucharada de crema de cacahuate. Mientras la masticas y despegas de tu lengua y dientes, se interrumpe el proceso usual de tragar y respirar.

Por último, recuerda que con una bola de helado, la cura se vuelve placer. El frío del helado, y lamerlo con uniformidad se vuelve una sabrosa distracción que ayuda a calmar el diafragma.

SCA

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