La vida, como la conocemos, simplemente no podría ser sin los objetos filosos. Son imprescindibles en la confección de cortinas, calzado, alimentos, muebles, cuadernos, ropa, autos y en todo.
El bisabuelo de Alejandro Iván Leura Zepeda, fundó en 1890 en la calle Puente de Peredo, dentro del perímetro conocido hoy como Centro Histórico, la Afiladuría Leura, que a la fecha es uno de los menos de 15 establecimientos especializados como ése que existen en toda la geografía de esta capital.
Cuenta con máquinas importadas de Estados Unidos, Suecia y Alemania, además de una muy especial, que su bisabuelo diseñó y construyó a partir de trozos de rieles de tren y otras piezas donde montó la parte afiladora. Eso refleja que dentro del mismo local, conversan sin problema la tradición y la modernidad, lo artesanal y lo sofisticado de la tecnología.
Ahora ya suma cuatro generaciones: El bisabuelo, el abuelo, los tíos, y hoy Alejandro Iván y su hermano.