Washington, 28 Nov (Notimex). - La Casa Blanca desestimó hoy la amenaza del presidente electo Donald Trump de dar marcha atrás a la política de normalización de relaciones con Cuba, calificándola de posibilidad remota aun cuando los cambios descansaron en la autoridad ejecutiva del mandatario.
El vocero presidencial, Josh Earnest, rechazó igualmente que la muerte de Fidel Castro vaya a tener un impacto en este proceso, y dio a conocer que ni el presidente Barack Obama ni el vicepresidente Joe Biden atenderán los funerales del líder cubano a celebrarse este martes. “No es tan simple como lo pueda hacer ver un mensaje en Twitter”, dijo Earnest, al ser cuestionado sobre un eventual retroceso en la política hacia Cuba inaugurada dos años atrás, y negó que la apertura haya significado concesiones al gobierno de la isla como han acusado los críticos. Insistió que los cambios que esta política ha acarreado, tales como la apertura de embajadas y el reinicio de vuelos comerciales directos, constituyen importantes beneficios para Estados Unidos “que están fuertemente apoyadas por el pueblo cubano”.
“Creo que es muy difícil para los críticos de esta política hacer cualquier tipo de argumento coherente basado en evidencia de que de alguna manera está política ha sido desventajosa para Estados Unidos”, insistió. Este lunes Trump rompió su silencio sobre Cuba con un mensaje en su cuenta oficial de Twitter, reiterando su intención de dar marcha atrás el acuerdo con Cuba a menos que el régimen que encabeza Raúl Castro implemente cambios sustanciales en derechos humanos.
“Si Cuba no está dispuesta a mejorar las condiciones para el pueblo cubano, el pueblo cubano-estadunidense y los estadunidenses como un todo, le pondré fin al acuerdo”, advirtió el presidente electo. Earnest hizo notar que el restablecimiento de relaciones no sólo es apoyado por la mayoría de los estadunidenses y los cubanos, sino por el resto de países de la región, donde la fallida política de aislamiento de más de medio siglo fue motivo constante de fricción.
Recordó que con frecuencia las discusiones con sus vecinos de la región sobre Cuba no se centraron tanto en el tema de derechos humanos, “como en la sabiduría de la política (estadunidense) de aislamiento hacia Cuba”.