China lanzó recientemente una sección de su estación espacial, la CSS. Para la propulsión se empleó al Long March 5G, un cohete de gran tamaño que ahora se encuentra fuera de control, se estima que ingresará a la atmósfera en las próximas horas y aún no se conoce en dónde impactará.
Tras separarse del módulo espacial, el propulsor comenzó a perder altura y la irregularidad de su trayectoria hace que las predicciones sobre su punto de entrada y la ubicación de su caída sean imposibles de predecir, incluso para los expertos.
A pesar de su gran tamaño, los especialistas consideran que sólo ingresarán algunos escombros del artefacto.
Medios han informado que pasará por Argentina a la altura de Río Negro y podría sobrevolar Vaca Muerta. Si bien las estimaciones son complejas, el Pentágono realizó una proyección de la trayectoria en base a los movimientos que realizó. Según este estudio, el cohete pasaría por el Océano Índico a la altura de Sudáfrica, luego ingresaría a la masa continental vía el Atlántico y después seguiría por el Pacífico hacia el norte.
La Agencia Espacial Europea y el Pentágono realizan el seguimiento, y recientemente las autoridades militares de Estados Unidos indicaron que Long March 5B llegaría a la Tierra el sábado o el domingo. El cohete pesa cerca de 20 toneladas y mide aproximadamente 30 metros, dimensión que la que especialistas consideran que el monitoreo de su acercamiento a la Tierra debe ser en extremo cuidadoso.
Lloyd Austin, secretario de Defensa de Estados Unidos, dijo que el cohete caería en un lugar deshabitado “donde no dañará a nadie”, y apuntó a China por la negligencia. El Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea, por su parte, comentó que son pocas las posibilidades de que los restos caigan en zonas pobladas.
La red de sensores y radares de los servicios de vigilancia espacial comprobaron que el cohete está cayendo. En ese marco, han reducido su ventana de entrada a la atmósfera terrestre a un periodo comprendido entre las próximas dos jornadas.
Hace algunas horas, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, descartó que haya intenciones de derribar el cohete ya que, según la mayoría de los especialistas, no significaría un peligro.
La respuesta de China
Luego de un mutismo que se extendió durante varios días, desde Beijing minimizaron la importancia del acercamiento de Long Mach 5B señalando que la probabilidad de causar daños es extremadamente baja. “La mayoría de los componentes se destruirán al entrar en la atmósfera”, dijo un vocero del gobierno chino.