Casi tres años han pasado desde que decenas de familias abandonaron la colonia Nuevo México localizada al poniente de la ciudad de Torreón.
Doña Juana Castro y su hermano fueron de los pocos vecinos que se quedaron. No tenían a donde ir. Su opción fue aguantar los gritos de torturas y sufrimiento que se escuchaban en la zona. Los sonidos de la muerte pasando cerca de sus puertas.
Entre los años 2007 y 2012 el sector fue acaparado por delincuentes que utilizaron las propiedades como "trincheras".