Todo sucedió en Nuevo México, Estados Unidos. Jonathan Carlos Ray debió arrepentirse de no haber obedecido a su madre, pues ésta lo denunció por robar su olla de pozole.
Según declaraciones de la madre, pidió a su hijo, en repetidas ocasiones, alejarse del guiso, sin embargo, Carlos Ray no obedeció y salió de la casa con la olla de pozole.
El caso fue revisado por un juez, quien determinó que no había cargos suficientes para encarcelar a Jonathan Carlos Ray, ya que no existían más testigos que los involucrados.